Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La facultad de Medicina, entre falacias

Sigue la facultad en candelero, aunque ello no sea consecuencia de la demanda social como afirmó demagógicamente el portavoz del Govern. No hay clamor popular alguno, tampoco se trata de una imperiosa necesidad ni resuelve cualquiera de los problemas que acucian a la ciudadanía, como cabe inferir de lo que sigue.

1.- Que seamos una de las dos comunidades, junto a La Rioja, sin facultad, no se antoja sustancial si consideramos que existen 41 en el conjunto del Estado, cifra que supera con mucho a la de los países más desarrollados de la UE: Francia, Inglaterra o Alemania. Tal fue el motivo de que la conferencia de decanos, en 2013, desaconsejara su aumento, lo que reiteran ahora en línea con la Organización Médica Colegial o la Confederación de Sindicatos Médicos. Si se trata de competir, hay sin duda áreas varias donde la mejora sería de agradecer y por ende, tampoco disponemos de otras facultades sobre las que, por cierto, no se ha puesto el mismo énfasis.

2.- Desde esa perspectiva, las dificultades con que puedan toparse los aspirantes a estudiar medicina son las mismas que las de quienes opten por arquitectura, por un decir. ¿Supone esto que debiéramos contar con todas ellas, sin cuantificar su oportunidad respecto a la reducida demanda que genera nuestro millón de habitantes?

3.- Acercar los estudios médicos a los mallorquines no resuelve la situación en las otras islas. Por lo demás, ¿de cuántos estamos hablando? Y de ser los 50 ó 60 que se presumen, facilitar su vocación, becas mediante (subvención de matrícula, viajes y alojamiento), sería menos gravoso para el erario si se compara con esos 5-6 millones/año que supondría el coste de la facultad con todos los cursos implantados. Con ese montante, podría también becarse a estudiantes de otras carreras, evitando así la discriminación. Por otra parte, obtener la licenciatura en la isla no supone necesariamente que los nuevos médicos fuesen a ejercer aquí; la oferta de trabajo tiene nada que ver con el emplazamiento de la facultad y, como ventaja adicional, el trasvase geográfico de estudiantes y profesionales evita la endogamia y enriquece la perspectiva.

4.- Una atención sanitaria de calidad no guarda relación con la existencia o no de facultad, como sugirió el rector de la UIB, y sí con la buena preparación, idoneidad de los servicios hospitalarios y de asistencia primaria, formación de residentes, reciclaje continuo e implicación en grupos de trabajo punteros, intercomunitarios e internacionales; cuestiones todas en las que por cierto se echa en falta mayor inversión pública. Y convendrá subrayar que la carencia de profesionales en determinadas especialidades no se soluciona facultad mediante, sino con contratos.

5.- Se arguye también que una facultad potenciaría la investigación y en su ausencia podrían perderse fondos destinados a la misma, lo cual es asimismo cuestionable. Ya existe en Mallorca el llamado Instituto de Investigación Sanitaria (IdisPa) que agrupa más de cincuenta equipos, si que ello haya promovido mayor inversión comunitaria en I+D que, con un 0,29% respecto al PIB, se sitúa a la cola del Estado y sólo por encima de Ceuta y Melilla. ¿Por qué la facultad en ciernes habría de mejorar una sensibilidad que se ha mostrado roma hasta hoy? La obtención de ayudas económicas para investigación, privadas o públicas, se subordina a la idoneidad de los equipos que opten a las mismas, y es ésta una condición ajena a la prevista facultad. Ser miembro de grupos cooperativos de reconocida solvencia en investigación clínica y hablo desde mi experiencia permite allegar recursos de variada procedencia, generar puestos de trabajo y publicar en las mejores revistas de la especialidad en cuestión. El profesorado de una facultad no aumenta necesariamente el potencial en I+D y, para ensamblar los ensayos clínicos con fases previas (investigación básica), ya se dispone en Mallorca de infraestructuras cuya mejora no guarda tampoco relación directa con una facultad en las proximidades. En cuanto a que pudieran ganarse cinco euros por cada uno de los invertidos, como apuntó en su día el señor Huguet, ¿por qué no empezar ya, sin someter la inyección económica a la previa existencia de cátedras y catedráticos?

6.- Si se trata de priorizar en sanidad, esta comunidad está falta de remoción tecnológica, necesita aumentar, remuneración mediante, el número de profesionales y su dedicación a fin de disminuir las listas de espera, terminar con el copago de los pensionistas, universalizar las pruebas de diagnóstico precoz y presentar, en suma, un plan de salud pública convincente y basado en la mejora de flagrantes carencias. Es sobre esto donde, sin duda, existe un consenso que evitaría perder ese tren que la presidenta de nuestra comunidad, señora Armengol, identifica erróneamente con la facultad. Y en defensa de la misma, por lo que he podido conocer, afirmaciones con mucho de voluntarismo, tal vez un algo de curriculitis, de titulitis y, en consecuencia, el inminente riesgo de comenzar la casa por el tejado. O por la decana, aunque sea a título provisional.

Compartir el artículo

stats