Ha sorprendido al sector de la caza las palabras del presidente de la Federación Balear de Caza (FBC), Jaume Ripoll, en Diario de Mallorca, para justificar la caza deportiva, arremetiendo contra la caza social, recreativa y sostenible, y contra los cazadores y sus asociaciones por dejar de ser deportistas y clubes deportivos. Cuando la caza posee identidad propia y nunca ha sido un deporte; y si lo ha sido hasta ahora, es por el interés de la federación y no el de los cazadores.

Dos actividades, la actividad deportiva y la actividad cinegética, que tienen objetivos distintos y persiguen fines diferentes. Así lo afirma la sentencia número 4943/2009 del Tribunal Supremo: "Las federaciones no son asociaciones en las que sea obligatorio inscribirse ni federarse es necesario para la práctica del deporte. En el caso de la que nos ocupa, no hace falta formar parte de ella para cazar, pues basta la licencia expedida por las autoridades competentes. Se inscriben en las federaciones los deportistas que quieran participar en competiciones oficiales".

Al señor Ripoll se le escapa que la federación se creó en plena dictadura franquista, en el año 40 por un militar léase Historia de la RFEC en su web, donde el derecho de asociación no existía, y tenía que asistir a las reuniones el representante de la falange en el ayuntamiento para que los cazadores se pudieran reunir para hablar de caza; y que poco o nada tenía que ver con la Asociación de Cazadores, que él insinúa que se intentó impulsar en plena República. Insiste en el gran papel que ha tenido para la caza la federación, y hay que recordarle que la Federación Balear de Caza, que él preside, es una entidad deportiva y es relativamente joven, pues su creación no alcanza los treinta años.

Afirma el señor presidente que la federación de caza tiene más de cien clubes federados, cuando la ley 14/2006, de 17 de octubre, del deporte de Balears, afirma que los clubes tienen como "objetivos básicos el fomento, el desarrollo y la práctica continuada de la actividad física y del deporte". Objetivos que poco o nada tienen que ver con la caza y la conservación, ni con la gestión y la sostenibilidad del rico patrimonio natural de Balears, que es a lo que se dedican las sociedades de cazadores, al amparo de unos estatutos, fines y actividades diferentes a los deportivos y acordes con las leyes de caza y leyes medio ambientales, que es en verdad y en realidad la actividad que realizan: la custodia y preservación del rico y variado patrimonio natural cinegético de Balears.

"En ningún caso negamos la posibilidad de ampliar nuestra representación en otros marcos legislativos que acojan y velen por los intereses de la caza social, sostenible y deportiva", afirmaciones que dejan claro que no ostentan la representación de la caza social y sostenible, y que pretende alejarse de la ley 14/2006 del deporte que dice a qué se debe dedicar la federación"a la promoción, la gestión, la regulación y la ordenación técnica de las correspondientes modalidades deportivas, y a la coordinación de la práctica de los deportes específicos".

La propia federación, en palabras de su presidente, reconoce que la caza es mucho más que la vertiente que ella representa, la deportiva, al afirmar: "La vertiente deportiva (campeonatos y competiciones) es un componente más de la caza que reúne anualmente a miles de cazadores en Balears. Al tiempo, la caza es tradición, cultura, gestión y conservación, entre muchas otras acepciones". Lo que demuestra que FBC ha obtenido beneficios y estatus social para la caza deportiva a costa de la caza y los cazadores, con la ayuda y beneplácito de la Administración.

* Presidente de la Associació Balear d´Entitats de Caça (ABEC)