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José Francisco Conrado de Villalonga

¿Se puede vivir sin gobierno?

El 26 de octubre de 2015 se publicó el decreto de convocatoria de elecciones generales, comenzó la campaña electoral, hubo elecciones, se constituyo el Parlamento y desde entonces se puede afirmar, sin temor a exagerar, que el país está sin gobierno, seis meses sin gobierno. El Rey encargó a Rajoy formar un ejecutivo y este declinó, el Rey propuso a Sánchez que intentara la investidura y este la ha pretendido sin resultado. Los líderes políticos, carentes de experiencia en pactos y coaliciones, solamente aspiran a aniquilarse unos a otros, se han transformado en una clase depredadora que ha instaurado un panorama político inédito en España. Se está dando un espectáculo sombrío en el que la codicia, el egoísmo y la ignorancia han cimentado un fracaso general.

Ante este nihilismo oficial, ante la falta de flexibilidad de los partidos y el descrédito de la clase política, parece oportuno preguntarse, ¿se puede sobrevivir sin Gobierno?, ¿se puede vivir sin políticos? La contestación está ya en la calle, los ciudadanos piensan que no tener Gobierno no es un drama, la gente trabaja, sale a pasear, a tomar copas, a cenar, y al futbol, se hace lo de siempre. Las estructuras del Estado, este "gran ogro" que se alimenta del sistema impositivo, siguen funcionando como siempre con tres millones de funcionarios, a ralentí, bajo un régimen mínimo de revoluciones. Sin caer en ingenuidad, podrimos aventurar que para tener gobiernos incompetentes mejor estar así, de este modo se evitaría ampliar la maraña legislativa con mas leyes, decretos, órdenes ministeriales, reglamentos. Sin gobierno, se comenta en la calle, nos ahorraríamos un pastón.

Los temas importantes están resueltos, España está en la Unión Europea que garantiza la democracia, la economía de mercado, el control del déficit, etc., estamos integrados en la OTAN que asegura la defensa. Los mercados de momento no presionan, la bolsa ha tenido la mejor semana del año, la prima de riesgo ha repuntado ligeramente, la deuda pública ha experimentado un tenue encarecimiento, la base social teóricamente damnificada por la situación creada se mantiene tranquila, aguanta bien, muy bien. Lo que falla de verdad, es la cúspide de la organización política, se ha inutilizado a sí misma y a pesar del descalabro en la pirámide, la confianza en la sociedad se mantiene intacta.

Hay ejemplos de países de nuestro entorno que han vivido situaciones parecidas. Bélgica estuvo 541 días sin gobierno y ¿qué paso? Pues que hubo crecimiento económico, el PIB se incremento un 2,7%, el empleo mejoró, las cuentas públicas se sanearon y el índice que califica la percepción de la corrupción paso del 22 al 16. Los italianos, muy acostumbrados a vivir sin gobierno suelen decir: "Sense governo funcionamo meglio". La preocupación empieza a estar ahora entre los que están en política, los que ya ocupan alguna poltrona, temen que el pueblo descubra que el gobierno es prescindible y que ellos también y además se descubra que el despilfarro, la corrupción, la delincuencia política podría evitarse.

Estamos abocados a nuevas elecciones, cuyo resultado será similar a las de diciembre, servirán de poco y la actual situación podrá alargarse. Emma Goldman, anarquista nacida en lituana, libertaria, y feminista, emigrada a Estados Unidos y finalmente deportada a la Unión Soviética, falleció en 1940. Escribió en 1910 una sugestiva obra titulada Anarquismo y otros ensayos. Fundó en Estados Unidos una revista muy interesante, Mather Earth ("Madre Tierra"). Goldman, criticaba con dureza a los políticos profesionales y sostenía que "si votar sirviera para algo ellos lo prohibirían". Lo que se está poniendo en evidencia es que sin gobierno la vida sigue igual, la primavera se anticipa, las buganvillas ya florecen, las margaritas se abren y los naranjos respiran aroma de azahar y eso ningún gobierno podrá evitarlo.

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