Victoria Sard, de tan solo 19 años, es la segunda víctima de violencia machista en nuestra Comunidad, su pareja de 23 años le arrebató la vida, al parecer las palizas y malos tratos de todo tipo venían de lejos. En lo que va de año, en todo el estado Español son 14 las mujeres asesinadas por sus parejas o exparejas, y solo estamos en el mes de marzo.

Se ha dicho muchas veces, pero vale la pena recordarlo: en los últimos treinta años han sido asesinadas 2.400 mujeres, lo que triplica las víctimas de ETA en cincuenta años.

Pensemos un momento qué pasaría si las personas asesinadas fueran por ejemplo futbolistas, curas, diplomáticos, actores famosos... y que perdieran su vida precisamente por serlo? Imaginemos que hordas de asesinos en serie se dedicaran sistemáticamente a atacarlos de todas las maneras posibles, en todas las partes del mundo, tuvieran la edad que fuera, y a asesinarlos en cuanto tuvieran ocasión. Cual sería la alarma social que ello generaría?, como se protegería a estos colectivos?, cuanto se invertiría en intentar erradicar este fenómeno, que harían los gobiernos, los organismos internacionales? que les exigiría la ciudadanía? Este planteamiento, naturalmente, es ficticios, no obstante los resultados de una macro-encuesta con una muestra de 42.000 mujeres (1.500 por cada país de la UE), realizada por la Agencia de los Derechos Fundamentales de la UE (FRA, en sus siglas en inglés), y presentada hace justo ahora dos años, mostraron que una de cada tres mujeres europeas ha experimentado violencia física y/o sexual, más de 9 millones de mujeres han sufrido algún tipo de violencia de género en la UE durante los últimos 12 meses. A esto debe añadirse que el 75% de mujeres en puestos directivos o de relevancia, han sufrido al menos una vez en su vida algún tipo de violencia de género. Estos datos sí son reales. Imaginen las personas que lean estas líneas cuales pueden ser las cifras a nivel mundial.

La violencia de género o violencia machista es la máxima manifestación de la desigualdad existente entre hombres y mujeres, y así ha sido reconocido por todos los foros internacionales de tutela de los derechos humano, entre los más recientes el Convenio del Consejo de Europa sobre prevención y lucha contra la violencia contra la mujer y la violencia doméstica.

Sin embargo, no existe todavía a día de hoy una política unificada entre los países miembro de la UE para acabar con esta lacra, sí hay una orden de protección europea vigente, la cual sirve de instrumento para asegurar que la protección impuesta en un Estado miembro se aplique en cualquier otro país de la UE al que se desplace la víctima, pero no es suficiente, y a los datos me remito.

Urge pues un compromiso real tanto a nivel europeo, como a nivel del Estado Español (y desgraciadamente no parece que este tema esté en la mesa de los partidos que supuestamente están negociando), como a nivel de nuestra Comunidad. Esperamos que en un plazo corto de tiempo tengamos la ley de igualdad aprobada y a partir de ella sea posible, de una vez por todas, articular todos los mecanismos, estrategias y recursos para luchar contra una lacra que embrutece el concepto mismo de democracia, atenta contra los mas fundamentales derechos humanos y lastra el desarrollo de los pueblos.

Por último recordar también que el verdadero reto en la prevención de la violencia machista, es un cambio cultural que solo vendrá a través de una educación en igualdad que, a día de hoy, no se está prestando. La eliminación del currículo escolar de una asignatura como Educación para la Ciudadanía, en cuyos contenidos estaba incorporada la igualdad como regla de conducta transversal, es una señal mas de hasta que punto en estos últimos años se ha estancado, sino retrocedido, en este ámbito. Y el repunte de esta violencia en población muy joven es una desgraciada muestra de ello.

Luchemos contra los malos tratos y luchemos muy especialmente contra el mal amor, ese que insulta, somete, humilla, hiere y mata.

A modo de postdata: Y , por favor, que nadie venga con lo de las denuncias falsas: estas existen, sí, pero son la absoluta excepción de los procesos iniciados por violencia de género. La Fiscalía General del Estado estima que la cifra en menos del 0,05%. Que no se desvíe, pues, la atención.

* Profesora Dp. Psicología UIB. Directora de la Cátedra de estudios contra la violencia de género