El otro día, en una magnífica intervención en el congreso, el diputado de ERC, Gabriel Rufián, decía que creerse que Albert Rivera es Winston Churchill y no Donald Trump se curaba en Catalunya. Y es que en Cataluña ya les conocen. Aquí en Balears, ya empezamos a conocerles, su obsesión con el catalán y con la unidad de España nos comenzó a dar miedo y nos acabamos de espeluznar cuando se abstuvieron en la toma en consideración contra la LGTBIfobia y votaron en contra de la proposición no de ley contra el maltrato animal. Esta semana lo han acabado de rematar votando a favor de obstaculizar el derecho al aborto.

Este es el socio que propone el PSOE para un gobierno imposible, cuyas sumas, no suman, y su programa solo resta. Ese PSOE que hace cuatro años daba la espalda al 15M ahora intentaba ponerle los cuernos. Porque mientras nos decían que querían un gobierno de progreso estaban pactando un acuerdo regresivo y mientras hablábamos en la mesa a cuatro para un documento reformista estaban en la sala de al lado cocinando un pacto reaccionario al dictado del señor Garicano, colaborador de la FAES, think tank del PP. El PSOE ha elegido su propia contradicción y ha demostrado como ya hizo Rajoy que los programas electorales de los partidos tradicionales son papel mojado (sino no se entiende que propusieran subir el salario mínimo interprofesional (SMI) 44 euros al mes y finalmente hayan acordado hacerlo seis míseros euros).

Probablemente, donde más podemos sentir los efectos nocivos de este pacto en las islas es a nivel laboral. En una comunidad donde la precariedad es la norma, se pretende instaurar un modelo donde el convenio permita que los trabajadores sean despedidos fácilmente, además, con indemnizaciones mucho más baratas los dos primeros años. El PSOE no aceptaba el contrato único, así que Ciudadanos le ha vendido un tres por uno. Tres tipos de contrato para la inseguridad y la temporalidad. ¿Por qué un tres por uno? Porque en realidad la precarización será la única forma de contrato. Y es que al final la gente trabajadora de este país acabará exigiendo que el PSOE entregue la S y la O de sus siglas.

Por si esto fuera poco, pretenden compensar la irrisoria subida del SMI con un complemento salarial para los empresarios que decidan pagar poco a sus empleados. Es decir, estaremos premiando a los empresarios que no quieran pagar un salario digno, y lo haremos con el dinero de la gente. Los grandes hoteleros y célebres explotadores de las islas deben estar muy contentos al saber que podrán pagar 400 o 500 euros a una camarera de pisos. Lo que supone no ya a nivel económico, sino a nivel moral y ético contar con una partida presupuestaria para subvencionar los sueldos que deberían asumir los empresarios no es baladí. Es un cambio de paradigma ideológico: Ya no solamente abaratamos el despido, ya no solo facilitamos la precariedad, sino que la subvencionamos.

Por otra parte, la propuesta programática que defienden con un número de días transferibles en los permisos laborales de paternidad y maternidad es indigna. Porque, de nuevo, serán las mujeres las que se ocupen de sus hijos e hijas. Cabría preguntarse en qué quedará la ley de igualdad autonómica, porque dudamos que Ciudadanos acepte un concepto como el de violencia económica contra las mujeres a nivel estatal, cuando en su acuerdo regresivo, PSOE y C's, han incluido el concepto de violencia intrafamiliar, volviendo cuarenta años atrás sobre una cuestión que ya estaba superada. Nos preocupa que sea Arcadi Espada, uno de los machistas fundadores de Ciudadanos, el que dicte las políticas de igualdad del pacto.

Nosotros queremos un pacto que sume, porque todavía no entendemos a Pedro Sánchez cuando dice que un pacto de 130 suma más que uno de 161, más cuando las fuerzas vascas y catalanas han asegurado que no se opondrían. Pero vamos entendiendo lo que ha sucedido. Se trata de una pantomima que puede servir como preludio a la gran coalición.

Decía Karl Marx, parafraseando a Hegel que la historia se repite, primero como tragedia y luego como farsa. Los cuatro años que lleva Rajoy en el gobierno han sido una repetición trágica de los peores años de Aznar en cuanto a una pérdida constante de derechos, aumento de la desigualdad... sin embargo, lo que se nos propone ahora es una repetición de Rajoy en forma de farsa: un pacto regresivo que pretende apuntalar los principales ejes sobre los que han pivotado las políticas neoliberales del PP. Eso sí, dándoles un toque reformista, progresista y cool.

Para el PSOE, Ciudadanos ha pasado de ser extrema derecha a ser las nuevas generaciones del PP. Después se transformaron en un partido de centro, y ahora... ahora son el mismo partido.

* Diputado de Podem Illes Balears