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Un método para los discursos

Permítanme recomendarles una pauta para soportar los meses que se nos avecinan en el ámbito político. Es simple, y confieso que la descubrí mediante serendipia o, como diría el castizo, de pura chiripa, pero funciona. El primer paso exige usar la radio. Ahogados por una inundación de imágenes, olvidamos que la articulación de las palabras y las inflexiones del tono revelan mucho. Así pues, cuando se avecine un discurso en el Congreso apuesten por el oído. Céntrense en lo que oyen y se sorprenderán. Yo lo hice en las dos sesiones de investidura y descubrí, a bote pronto, a un abuelo Cebolleta en estado puro, a un magnífico vendedor de teletienda especializado en picadora-batidora-licuadora, y a un actor presentándose a una prueba para una serie sobre la revolución francesa. En cuanto al contenido, la cosa se resumía más o menos así: a) siete millones son siete millones, y yo no me he movido de donde estoy desde mediados de diciembre; b) hay que moverse como sea y hacia donde sea porque si no, nos coge el toro, y estaría bien que no me dejarais solo en esto, y c) no me gusta nadie, sois todos unos indeseables, sólo yo digo la verdad, y sólo haciendo lo que yo digo llegaremos al triunfo. Había una cuarta voz, pero no paraba de escurrirse como una bolita de mercurio y era imposible entenderla bien.

Horas después vi a mis personajes. Y éste es el paso dos: enciendan el televisor, pero mudo. Más descubrimientos. El sardónico abuelo Cebolleta resultaba casi entrañable con su expresión entre sorpresa, despiste e incredulidad; el vendedor andaba corto de recursos visuales, si bien su gesto traslucía que antes de intentar colocar el producto al menos lo había probado en casa. Y al actor, desde luego, había que darle un papel en la recreación histórica; no sé si con texto o sin él, pero tanta voluntad merecía un premio... y además quién sabe cómo reaccionaría si se le condenaba a estar sin cámaras. Ah, y la bolita de mercurio parecía un angelillo de los cuadros de Murillo. Resumiendo: dos fases resultan más jugosas que un simple telediario.

Pero no anticipemos el porvenir y centrémonos en hoy, Día internacional de la mujer. Aun con el creciente desempleo femenino, la vergonzosa brecha salarial respecto a los hombres y la sangrante violencia machista, qué suerte tenemos las españolas, a pesar del camino que aún nos queda por recorrer. Pensemos en ello; para inspirarnos sin ponernos solemnes les dejo una cita de Hillary Clinton: "Tu pelo envía mensajes importantes a quienes te rodean: cuáles son tus sueños y esperanzas para el mundo, y además, cuáles son tus sueños y esperanzas para tu pelo. Préstale atención al pelo, porque todos los demás van a fijarse en él". Lo dijo en Yale en 2001. Qué mensaje tan claro y útil. ¿Se imaginan si todo en política fuera así?

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