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Llorenç Riera

Actualidad y aumento del déficit público

Pocas cosas nuevas quedan por decir, si es que hay alguna, en cuanto a la mala financiación de Balears. Solo resta margen para actualizar los datos, siempre al alza en lo relativo a la deuda, y mantener el tono de las reivindicaciones justas y argumentadas. Es lo que ayer hizo la consellera Cladera. Pero también hay que señalar que son unas reivindicaciones de menor intensidad porque en Madrid no hay nadie en disposición de atender. Montoro está desaparecido, más bien en retirada, y un Gobierno en funciones no es el mejor interlocutor para obtener resultados efectivos, sobre todo si cuando ha estado en plena vigencia tampoco ha mostrado sensibilidad suficiente para paliar la injusticia de la financiación balear.

Las demandas actualizadas ayer por la consellera Cladera tienen, por tanto, mucho de justificación y de petición de complicidad a la ciudadanía, lo cual, en la práctica, no resuelve nada. Se transforma en una sesión de mantenimiento para ir tirando y acumulando una deuda de todos, administrada por el Govern de turno, que ya supera los 9.000 millones. El recorte de 74 millones de déficit en el último ejercicio se queda así en anécdota menor, si se tiene en cuenta que se obtiene al precio de almacenar pagos a los proveedores, de tener un déficit no financiero de 464 millones y de obtener mejores ingresos por tasas y tributos a causa del alivio de la economía.

Las arcas autonómicas de Balears han gastado en 2015 hasta 471 millones más de los ingresados. Un poco más y se llega a triplicar el déficit autorizado de 189 millones en un año en el que, por otra parte, el Estado, partiendo de cuentas y balances retrasados, remitió a las islas solo 2.059 millones. Dicen que es la consecuencia del mal funcionamiento del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), un sistema estatal más blando y tolerante que el bancario, en cuanto a intereses, pero que actúa con dos años de retraso. Con tres décadas consecutivas gastando más de lo que se ingresa, hoy Balears tiene pendiente con el Estado el 59% de su deuda.

En tales condiciones, el Govern pretende ahora que se le condonen 500 millones de esta deuda por un lado y, por otro, se le avancen otros 500 millones a cuenta de retrasos puntuales y déficits históricos. La idea no es nueva, no constituye invento alguno y puede estar justificada por la tardanza de dos años que lleva la revisión del actual sistema de financiación. De hecho, otras comunidades lo han conseguido mucho antes, pero eran regiones con peso político y capacidad de influencia muy superior a la balear.

La reivindicación de la consellera Cladera tiene, en las condiciones de provisionalidad actual, escasas posibilidades de prosperar. De momento, el Govern Armengol, que también ha incrementado la deuda con proveedores en un 77%, deberá conformase con el alivio de haber podido recortar la deuda con entidades bancarias y conseguido la incorporación de 850 trabajadores más a las plantillas de educación y sanidad.

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