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Llorenç Riera

Torres deriva culpas y responsabilidades

Por lo que respecta a su imputación y responsabilidad personal dentro de la trama del caso Nóos, Diego Torres ha proclamado siempre dos cosas paralelas, una, su inocencia, otra, el deseo de declarar y explicar las cosas. Todo llega. Ayer fue el día ansiado en el que el protagonista, al poder cumplir al fin sus anhelos, transformó en emoción el efecto de cinco años de tensa espera.

Diego Torres no abandona su propio guión. Actúa desde la condición de profesor que sienta cátedra y presenta su verdad como irrebatible. Ayer dijo cuanto había anunciado explicar y derivó responsabilidades por elevación. Su versión de las actividades desplegadas a través de Nóos contrasta con la de otros imputados fundamentales de la trama y entra en conflicto de parentesco familiar. Porque la verdad debe primar siempre, dirá Torres. ¿Cuál verdad? ¿La suya o la de las conclusiones que alcance el tribunal después de oír todas las declaraciones?. El exsocio de Urdangarin no interpreta el contenido y valor de las facturas del mismo modo que su cuñado Marco Antonio Tejeiro y atribuye más protagonismo que el de mero testigo al otro cuñado, Miguel Tejeiro.

La cuestión es que Torres sabe que todas las miradas y presiones están sobre él y su papel en Nóos y se manifiesta igual de quien está dispuesto a admitir que permanecía en el centro de operaciones pero no en el vértice superior de la cúpula de mando y decisiones. Sigue mirando hacia arriba y lo hace con la vista fijada en la Casa Real y la Agencia Tributaria. Conclusión factible aunque no garantizada: Si soy culpable, las altas instancias lo serán por lo menos igual que yo, pero, si ellos son inocentes, yo, como mandado y autorizado, también debo serlo.

Torres sigue recurriendo a su arsenal de e-mails y documentos. Ayer aseguró ante el tribunal que el conde de Fontao, José Manuel Romero, en su condición de jefe de la Casa Real, se reunía habitualmente con el exsecretario de Nóos y que lo mismo hacía "un alto cargo de Hacienda" para supervisar declaraciones y facturas. También recordó que García-Revenga, el secretario de las infantas, estaba al corriente de todo. Corinna, la noble alemana amiga del rey Juan Carlos, también apareció ayer en escena en los estrados de Son Rossinyol cuando Torres aseguró que la aludida les había propuesto la creación de una sociedad para percibir cobros opacos vía Londres. Tres cuartos de lo mismo ocurrió con González Pons, el alto cargo del PP al que el declarante vinculó intensamente a la trama valenciana de Nóos, con unos Juegos Europeos que nunca llegaron a realizarse.

Aquí, aparte de los nombres, los cargos y las instituciones, importan las facturas. Torres sostiene que nunca ha pagado ni cobrado con dinero negro y que las facturas cruzadas y redondeadas se corresponden con honorarios de trabajos realizados. También niega la existencia de cuentas irregulares en Luxemburgo. En el horizonte sigue pesando la petición de 16 años de cárcel que le marca el fiscal.

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