Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Llorenç Riera

Del manejo político al pacto penitenciario

La mujer que manejó como nadie los tiempos y los pactos políticos en cualquier dirección, ha tenido que aprender y dominar, muy a su pesar, otro tipo de negociaciones muy diferentes.

Desahuciada para siempre de las instituciones, por efecto directo de su propio comportamiento, Maria Antònia Munar negocia ahora con la fiscalía Anticorrupción con una finalidad única y primordial, la de no incrementar los once años y medio de condena carcelaria de los que ya lleva cumplidos cerca de tres.

Es evidente que, como afirma ella misma, Munar ha tenido "tiempos mejores" que nunca volverán y que estar "presa y viva" no es la mejor agenda para una década. Sin embargo, no cabe achacar a fenómenos externos a su persona y a su modo de actuar, el panorama carcelario que afecta a la Munar que lo fue casi todo y que un día, no tan lejano, vestía con porte y actitud incombustibles.

Los líderes que levantan su pedestal sobre lo artificial y mucho más si es sobre la corrupción reiterada y organizada, acaban desvaneciéndose presos de su propio comportamiento. Munar viste y se tiñe de luto hoy. Su duelo personal es mucho más comprensible que las lacras del legado que ha dejado, sobre todo a su paso por el Consell de Mallorca.

Muy a su pesar, ha aprendido lo que nunca quiso saber ni hacer, pactar en las sedes de la Justicia en vez de los despachos políticos. Se ha convertido en cuestión vital, en necesidad de supervivencia para ella. Existe una cierta afinidad en considerar que once años y medio de pena carcelaria, ya en vigor, pueden ser tiempo suficiente de condena, incluso cuando quedan por afrontar otros juicios sustanciales que, a priori, no incitan a pensar en la absolución. A Munar se le demanda ahora, sobre todo, que devuelva el dinero malversado y reconozca las tramas montadas y las irregularidades cometidas. Duro para quien no está acostumbrada a rendir cuentas de sus actuaciones. Pero la cárcel no es dócil y aboca a reflexiones antes impensables.

Munar ha emprendido el camino de la confesión. En la contrición está el único beneficio al que puede aspirar. Acaba de cerrar el primer pacto con Anticorrupción, en una pieza separada del caso Voltor, las subvenciones falsas concedidas a Clima, que rebaja a la condición de trámite el juicio del próximo lunes en la Audiencia. Munar y los otros 18 imputados, todos ellos excargos directivos de lo que fue UM, reconocen el amaño para que contratados a través del Consorcio local de Informática trabajaran para el partido.

Este primer pacto implica también la restitución al Consell, por parte de Munar, de 40.000 euros que, según se apunta, empezarán a ingresarse de forma inmediata para que no se dude del cambio de actitud y de la buena voluntad de la detenida. En su visita al juzgado, ayer, Munar reconoció su firma y los amaños en contratos por valor de 60.000 euros a Minser, pero negó su intervención personal en las negociaciones con esta empresa afín a UM. Está responsabilidad fue delegada a subordinados. De todos modos, ha quedado patente el cambio radical en el comportamiento personal y la estrategia de defensa de Munar.

Compartir el artículo

stats