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Matías Vallés

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Rajoy, al banquillo

La oportunidad concedida a Pedro Sánchez para que derrote al PSOE y consiga la presidencia del Gobierno, oculta al auténtico protagonista del vuelco...

La oportunidad concedida a Pedro SánchezPedro Sánchez para que derrote al PSOE y consiga la presidencia del Gobierno, oculta al auténtico protagonista del vuelco político. Se llama Felipe VI. Ha condenado a Mariano Rajoy al banquillo, de momento en la acepción deportiva del término. El líder de la lista más votada no solo se niega a saltar al terreno de juego, porque se considera incapaz de ganar el partido. Prohíbe además que le sustituya otro jugador de su propio equipo, al que causa un daño irreparable porque el PP compite en inferioridad de condiciones. Y por supuesto, el absentista fraudulento no renuncia a una sola de sus prebendas. Cuesta creer que pueda ejercer, aunque solo sea como presidente en ficciones, quien confiesa abiertamente que carece de apoyos para optar a ese puesto. Curioso comportamiento, de un político que a continuación se proclama campeón del patriotismo en sus múltiples variantes.

Por lo menos, Rajoy ha descubierto que "la aritmética es como es", la síntesis de su renuncia a trabajar que no a cobrar. En cambio, Albert Rivera ha insistido en que "no se trata solo de hacer aritmética", porque pugna por aplicar la extraña ley matemática que le permite doblar en la mesa del Congreso su representación en la cámara. Sin abandonar las ciencias exactas, ABC se refugiaba ayer en "la única suma aritmética", un enunciado que tolera la existencia de sumas no aritméticas, en las que el presidente de un banco pesa más que el conjunto de sus clientes/votantes.

El próximo fin de semana, el panorama se poblará de encuestas falsificadas, donde se demostrará que los votantes del PSOE son reacios a pactar con Podemos. Parten del interrogante distorsionado, "¿Desea usted un pacto de Sánchez con Iglesias?" La pregunta correcta es, "¿prefiere usted un gobierno del PP a un pacto de Sánchez con Iglesias?" Sin embargo, este enunciado no se contempla. Hasta la aritmética electoral reposa en axiomas. El primero establece que el PP no apoyará jamás la investidura de Sánchez, con o sin Rivera. El segundo, que todos los votos suman, por lo que ninguno debe descartarse de antemano. El tercero, que Rajoy tiene pánico a acabar su carrera en otro banquillo.

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