Hace unos días asistí a la emisión de un anuncio en televisión que me pareció merecedor de una denuncia por sexista. La víctima de la publicidad sexista no era, como suele ser, una mujer, sino un varón.

Vi el anuncio en un bar, en horario matutino, mientras tomaba un café con una amiga. A esa hora se sucedían los anuncios que incorporaban una visión más o menos empoderada de las mujeres hasta que llegó este de una empresa de venta electrónica de objetos de decoración y muebles, cuyos creativos o creativas han tenido la incalificable idea de asimilar a un muchacho joven con uno de los muebles que venden, que puede ser devuelto en una caja por resultar insatisfactorio a su compradora.

Solamente puedo intentar creer que tanto la empresa que ha diseñado la publicidad como la que la ha aceptado, está dirigida por cabezas muy confundidas, muy confundidas no solamente acerca del significado de palabras tales como machismo, feminismo, sexismo, sino también sobre el respeto y la dignidad.

Hay que tener la mente muy confusa para diseñar y aceptar una campaña que centra su estrategia en asimilar un objeto que puede ser devuelto cuando no gusta a una persona, sea hombre, mujer, en cualquier circunstancia. El que en este caso sea un varón y no una mujer, no convierte la campaña en una iniciativa transgresora, ni evolutiva, ni empodera de ninguna de las maneras a las mujeres, sino que denigra a otro ser humano y ese no es el objeto del feminismo ni el de la comunicación en igualdad y no sexista que defiendo: empoderar a las mujeres no significa denigrar a los varones.

En mi búsqueda del enlace en Internet de tal anuncio para incorporarlo a este artículo, me he topado con otro anuncio de la misma empresa pero expresado en sentido contrario, esto es, que es la mujer la que es devuelta por su pareja masculina en una caja.

No sé si fue antes la gallina o el huevo. No sé si las cabezas creativas de esta campaña y las cabezas que la han aprobado han creído que devolver en una caja a un hombre y en otra a una mujer, en sendos anuncios de una misma campaña, de alguna forma retorcida, les excusa. No sé si han creído que la polémica que podría suscitar les traería mayores réditos. Pero lo mire por donde lo mire, es una campaña vejatoria y debería no solamente retirarse, sino que quienes la han promovido y aprobado, deberían pedir disculpas.

* Periodista