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Llorenç Riera

Mejor proyección y atracción turística

Si cada día tiene su afán, cada temporada turística está sujeta a sus propios condicionantes y, sobre todo, a los factores externos que influyen sobre ella de manera determinante. Aunque cuando se está acostumbrado a nadar en la abundancia no lo parezca, el turismo es materia y actividad muy sensible, incapaz de controlar por sí solo todas las coordenadas que le dan vida. Por eso cada temporada se vuelve sustancialmente diferente, una característica que se percibe ya en sus primeros preparativos. Quizás este año el fenómeno se manifeste de forma más acentuada de lo habitual porque hay influencias exteriores de grueso calado.

Fitur, la feria de turismo de Madrid, lo está dejando claro en sus mismos inicios. Las miradas de los visitantes, tanto de los touroperadores como del cada vez más creciente número de particulares que contratan sus vacaciones de forma directa, están puestas sobre Mallorca y auguran un excelente nivel de reservas, en la línea de récord sobre récord de los últimos años. Es así, no por capricho, sino por efecto de movimientos sociopolíticos en distintas partes del planeta que repercuten sobre los intereses turísticos de Mallorca, en este caso de forma positiva. Eso por un lado porque, de otro, algunos comportamientos internacionales aconsejan modificar las estrategias de inversiones en el extranjero de las grandes cadenas mallorquinas.

Está claro que en los últimos meses la inestabilidad ha aumentado de forma significativa en el Magreb y el resto del norte de África. La situación padecida por Túnez, Turquía y Egipto es el mejor exponente de ello. La inseguridad no es buena aliada para las vacaciones y en consecuencia, la inmensa mayoría de turistas europeos interesados por el Mediterráneo, ven como apetecibles destinos más seguros, como Balears, aun con el estreno de la ecotasa a punto, pero sin importación ya de basuras y con los proyectos de prospecciones petrolíferas, cuando menos, estacionados.

En la otra vertiente de la misma cuestión, las inestabilidades provocadas por los injustificables actos terroristas en Túnez han aconsejado retirar inversiones mallorquinas en el que probablemente sea el más occidental de los países del norte de África. Algunas firmas de Mallorca han padecido el sablazo terrorista en edificios propios.

Pero cuando se cierra una puerta se abre otra. Estados Unidos ha retirado el embargo a Cuba y este país empieza a abrirse lentamente al mercado norteamericano. Como es sabido, algunas cadenas de matriz mallorquina han sido pioneras en cuanto a explotación turística en Cuba y ahora no se muestran, ni mucho menos, ajenas a la nueva realidad y a las enormes expectativas de mercado que se crean. En este Fitur de 2016 ha quedado definida también, ya de entrada, la clara intención de incrementar las inversiones mallorquinas en la isla caribeña. Será un año de atracción, pero también de proyección para Mallorca.

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