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Antonio Papell

Nuevas elecciones inútiles

Las principales encuestas han anticipado razonablemente los resultados del 20D, pese a la dificultad que entrañaba esta vez la previsión al variar tan profundamente el modelo representativo, que ha pasado de dos grandes partidos a cuatro. Por ello, es razonable concederles cierto crédito ahora, tras las elecciones, cuando sondean el clima de la opinión pública en lo que concierne al futuro. La de Metroscopia, en concreto, publicada este domingo, informa de que poco cambiarían los equilibrios si se repitiesen las elecciones generales, por lo que la dificultad de formar una mayoría mediante pactos se mantendría prácticamente intacta.

De hecho, el principal cambio que registra el sondeo publicado este pasado domingo es que el PSOE cae ligeramente, lo suficiente para que Podemos, que sube cerca de dos puntos, se convierta en segunda fuerza. Con toda evidencia, esto es consecuencia de la irracional reacción de los barones socialistas, con Susana Díaz al frente, encaminada a desacreditar a la actual dirección tras las elecciones, que ha demostrado que el socialismo sigue desarbolado y sin líderes capaces de embridar el partido, cargarlo de ilusión y reemprender la marcha interrumpida en 2011. El PP se mantendría aproximadamente igual que ahora subiría tres décimas y Ciudadanos, que está dando pruebas de racionalidad y sentido común, subiría sensiblemente, del 13,9% al 16,6%, pero no lo bastante para poder completar con el PP la mayoría absoluta.

Con estos resultados, la gran mayoría de los ciudadanos el 61% prefiere que se consiga un gobierno mediante pactos, frente al 33% que se inclina por nuevas elecciones (sólo el 24% de los votantes del PP, el 30% de los del PSOE, el 48% de los de Podemos y el 26% de los de Ciudadanos quieren nueva consulta). Por lo demás, los electores están encantados con el hecho de que no haya mayorías absolutas (el 61% piensa así) y apenas el 14% considera negativa esta situación. Finalmente, es reseñable que los ciudadanos no se muestran sectarios y condescenderían con los pactos necesarios para que se consiga la gobernabilidad. En este sentido, el 70% afirma que el acuerdo que más le gustaría es el que adopte el partido al que votó. La siguiente opción más apoyada es la del partido más votado en solitario, pactando decisiones con otros (obtiene el 58%, es la más apoyada por el PP y por C's y obtiene el apoyo del 57% de los votantes del PSOE). La gran coalición PP-PSOE es sólo apoyada por el 35% de los electores (el 69% de los votantes del PP y sólo el 27% de los del PSOE).

Interesante resulta sobre todo para el PP la pregunta que indaga si, en caso de repetición de las elecciones, debería repetir el candidato que concurrió el 20D. A favor de la continuidad de Albert Rivera se pronuncia el 79% (el 96% de los votantes de C's); a la de Pablo Iglesias, el 59% (el 92% de los votantes de Podemos); a la de Pedro Sánchez, el 41% (el 54% de los votantes del PSOE) y a la de Rajoy, el 23% (el 57% de los votantes del PP).

La opción preferida gobierno monocolor del PP con apoyos puntuales externos requiere en realidad un pacto PP-PSOE-C's por el cual los dos últimos partidos se abstendrían en la investidura. La opción no serviría, es evidente, para una legislatura normal de cuatro años pero sí para mantener el rumbo económico no podemos aplazar seis meses la toma de medidas económicas si no queremos entorpecer la recuperación, abordar por consenso la reforma constitucional y vincularla con el conflicto catalán.

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