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Llorenç Riera

Dificultad y madurez de la ecotasa

El Govern aprueba el proyecto de ley del Impuesto de Turismo Sostenible que el lunes iniciará su trámite parlamentario - Entrará en vigor en junio - Los hoteleros intentarán anularlo en los tribunales

El Govern que dice haber ejecutado ya una cuarta parte de su hoja de ruta fundamental, aprobó ayer el proyecto de ley del Impuesto de Turismo Sostenible. El lunes lo remitirá al Parlament con sello de urgencia y con ello, el gabinete podrá incrementar, todavía más, su desmesurado nivel de autocomplacencia. Nueva promesa cumplida. Es, para entendernos, la ecotasa, la segunda edición, tras el fracaso de 2001, de un impuesto sobre el deterioro del consumo turístico que se percibe con aceptación social y que esta vez -de algo sirven la experiencia y las cicatrices- se presenta más madura y controlada.

No es que los hoteleros hayan dejado de oponerse al tributo que se incrusta en el mostrador de recepción de sus establecimientos, sino que su rechazo no resulta tan frontal, es menos beligerante, pero no deja de perseguir la eficacia. Han anunciado que combatirán la ecotasa en los tribunales pero, en este punto, el Govern se muestra confiado en los antecedentes de Cataluña donde gravámenes semejantes han obtenido el refrendo de la Justicia.

En principio, la ecotasa debe servir para paliar zonas turísticas degradadas y preservar espacios naturales, pero en las últimas semanas, al amparo de la escasez de recursos financieros, también ha quedado claro que podrá usarse en inversiones de infraestructuras sanitarias y medidas sociales. Incluso, a última hora, el sector agrícola y ganadero ha logrado sumarse al listado de sus beneficiarios potenciales. Una representación de agentes sociales será la encargada, en principio, de determinar las inversiones concretas a realizar.

La previsión del Govern es que entre en vigor el próximo mes de junio. Estarán sujetos a la ecotasa los mayores de 16 años que se alojen en hoteles y viviendas vacacionales, incluidos los residentes en Balears. También deberán abonarla quienes se acerquen a las islas en crucero.

El gabinete Armengol cumple con la ecotasa una de las promesas esenciales del Pacto que lo sustenta. En principio ha presupuestado bajo este concepto un ingreso de 50 millones, pero las previsiones, en años de excelente y creciente afluencia turística, es llegar a aproximarse a una recaudación que supere los 80 millones, todo ello aun teniendo en cuenta que se ha acabado atendiendo una de las reivindicaciones de los hoteleros, la de reducir el importe de la tasa a la mitad en temporada baja.

La implantación de la ecotasa en Balears no constituye un aporte exclusivo. Existe, con denominación y concreción específica en cada caso, en buena parte de los destinos turísticos de mayor peso. Al margen de las repercusiones económicas que comporta, supone una definición, una declaración de intenciones y hasta un programa de actuación, desde el momento en que implica a los turistas en la conservación de los bienes naturales y patrimoniales de los que disfrutan y en el pago de los servicios públicos que consumen.

La segunda versión corregida de la ecotasa parte de la experiencia fracasada de la anterior. Salvo imprevistos, todo apunta que podrá superar los últimos escollos a medida que se vaya convirtiendo en efectiva y reporte beneficios.

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