Todos esperábamos mucho más de la Cumbre contra el Cambio Climático celebrada estos últimos días, todos aquellos que no teníamos ni pensamos tener en el futuro más intereses comprometidos que los legítimos de cualquier ser vivo, quiero decir. Aun así, tendremos que reconocer que no nos han disgustado del todo los compromisos que finalmente se han alcanzado en ella. Un acuerdo legalmente vinculante como el firmado en París es más de lo que podíamos esperar, a la vista de los antecedentes claro está: en la mente de todos aquellos a quienes el medio ambiente preocupa e interesa, orbita todavía el gran fiasco de infausto recuerdo en la ciudad de Copenhague, hace ahora algo más de seis años.

Se nos antoja fundamental que quienes tienen la responsabilidad, voluntariamente adquirida cabe precisar, de negociar un futuro ambientalmente mejor del que tenemos en estos momentos, actúen en consecuencia. Eso es, después de todo, lo que se espera de ellos. Para eso están en el puesto que ocupan, para defender con uñas y dientes los intereses del grueso de la ciudadanía a la que representan. Y entre esos intereses, huelga mencionarlo, no se encuentran los propios de aquellas grandes empresas petroleras, que ya empiezan a frotarse las manos con verdadero regocijo ante las enormes expectativas mercantiles que el incremento de la temperatura global del planeta puede dejar en sus manos tras el deshielo.

Medidas plúmbeas como la de cargar un impuesto, a todas luces desatinado, a las energías renovables no ayudan nada a la hora de disuadir a los grandes especuladores energéticos. Con ese tipo de decisiones, cualquiera diría que se están forjando un futuro prometedor como consejeros de esas corporaciones. No sería la primera vez, después de todo, que vemos a un expolítico de renombre ocupando una silla en el consejo de administración de una de las grandes multinacionales energéticas, a las que lo único que les preocupa es el volumen de negocio que pueden llegar a mover con cada una de sus operaciones.

* Miembro del movimiento socioeducativo Elauvo