El líder del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha asestado un nuevo golpe a la estabilidad del sistema de pensiones al prometer que, si gobierna después del 20D, elevará de dos a cuatro años la tarifa plana de 500 euros y ampliará la medida a todos los contratos temporales que se conviertan en fijos. En otras palabras, el empresario no pagará cotización social alguna en el plazo mencionado por los primeros 500 euros que perciba mensualmente su trabajador que haya pasado de temporal a fijo.
Horas después de semejante anuncio, francamente rompedor, llegaba otra noticia en cierto modo contradictoria: el secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, anunciaba que el ministerio de Empleo sacará 7.750 millones del fondo de reserva de la Seguridad Social para pagar las pensiones en diciembre, cuando se cobra la extra de Navidad; este dinero se añade a los casi 6.300 millones que utilizó en verano, tanto de la hucha de las pensiones como del excedente de la gestión de las mutuas de accidentes laborales. De los 67.000 millones que encontró Rajoy al llegar al gobierno, ya sólo quedan 34.000.
En otras palabras, es demagógico y no razonable anunciar más descuentos a la Seguridad Social y reconocer al mismo tiempo un déficit cada vez más alarmante del sistema, a menos que se anuncie al mismo tiempo un medio de equilibrar el sistema (subida de cotizaciones o recurso a los presupuestos generales del Estado).
