Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Abrid el dique del oeste

No hay que preparar al público mallorquín para contemplar las riquezas ocultas de los jardines de Marivent, sino para la decepción subsiguiente. Al comparar con Versalles o Schönbrunn, nuestros selectos compatriotas sufrirán un anticlímax, suscribirán una colecta para dignificar el veraneo de los Reyes y no volverán nunca más. La pista de pádel donde Urdangarin le sacó a Matas unos millones de euros ajenos, no equivale precisamente al Taj Mahal. En lo positivo, se cumplirá por fin la decisión de Juan de Saridakis, al ceder el palacio y anejos a la Diputación para solaz del pueblo de Mallorca. Justo al revés de la torticera argumentación esgrimida por el conseller Marc Pons, para amedrentar con la reversión del inmueble a los herederos si lo pisotean los plebeyos. Francamente, un poco hartos de socialistas besuqueándose con la Familia Real.

Podemos quiere escenificar en Marivent la desamortización ficticia de un enclave monárquico, allá cada cual con sus obsesiones. La clave para nuestro objetivo de hoy es que decaen las consideraciones de seguridad, que pretenderían fortificar la residencia regia para evitar que el Estado Islámico plante su bandera negra en los rosales. Si puede violarse el entorno de un palacio regio, mucho antes debe reabrirse el vecino Dique del Oeste, uno de los paseos más atractivos y agrestes que ofrece Mallorca.

Si Podemos aprendiera a conciliar la revolución con el pragmatismo, se dejaría de palacios y se concentraría en el Dique del Oeste. Cambia radicalmente la perspectiva de la capital. Debe ser reconquistado antes de que regrese el PP, aunque combatir las ínfulas solariegas de la tenebrosa Autoridad Portuaria sea más arriesgado que medirse a la Casa de Borbón. A continuación, se despojará de barreras a los clubes náuticos, para que los indígenas se curen del complejo de sentirse refugiados políticos en su propia isla. Y ya puestos, reclamamos desde aquí la ulterior apertura a los mallorquines de la Fundación Miró, que ahora mismo iguala a Marivent en el número de visitantes locales sin que nadie reivindique su carácter público. Tal vez añadiéndole una tienda de bolsos.

Compartir el artículo

stats