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Llorenç Riera

Ensayo para una sanidad tranquila

Hoy, 1 de diciembre, es el día escogido para recuperar la prolongación del horario vespertino de los centros de salud, interrumpido en el verano de 2012. Vistos los preámbulos, puede pasar cualquier cosa, porque cada una de las partes implicadas marca sus propias distancias.

En el mejor de los supuestos, habrá la inquietud y el desajuste de los primeros días, pero, en términos oficiales, será una jornada más larga, pero tranquila. Este es el mensaje que se transmite desde la gerencia de Atención Primaria. Sin embargo, no puede garantizarse que haya calado en los 1.500 pacientes que ya han sido citados para esta misma tarde.

La verdad es que los preámbulos no trazan sendas de relajación y confianza para responder a las consultas fijadas para hoy. El Sindicato Médico ha entregado al Govern un documento firmado por 34 de los 45 coordinadores de los centros de salud, en el que se exonera de cualquier responsabilidad, frente a lo que pueda pasar, a los galenos. Es la expansión, casi a nivel de contagio, de la medicina defensiva tan en boga. Ya que los médicos no pueden hacer firmar el papel a la consellera de Salud y al gerente del Ib-Salut, como hacen con los pacientes, se lo entregan con su propia rúbrica. Sus manos deben permanecer inmaculadas, sin que ello les prive de argumentos para sus reivindicaciones de mayores medios y mejor previsión.

Pese a que, entre otras cosas, no ha habido avances significativos ni negociación formal y se admite la confusión inicial sobre la disponibilidad de las 86 unidades básicas de salud, la consigna sigue siendo la de la tranquilidad. El gerente de Atención Primaria, Miguel Caldentey, pronostica que esta tarde, a las 8, cuando los ambulatorios bajen la barrera, no se habrá registrado alteración alguna. Se ampara para ello en la ampliación de horarios para 19 enfermeras y en la contratación de nueve médicos, diez administrativos y otras nueve enfermeras. También se ha habilitado un dispositivo móvil de intervención rápida en los domicilios de Palma y se habla de otros refuerzos puntuales más inconcretos. Todo ello, en su conjunto, permite sostener al gerente que se han satisfecho las peticiones en la medida de lo posible. Desde la otras parte, la del colectivo médico, no se ve así, ni mucho menos.

Incluso desde antes de que el Govern aprobara por su cuenta y riesgo, el pasado 20 de noviembre, la apertura vespertina de los centros de salud, se ha lanzado mucho artificio sobre este asunto contribuyendo a una confusión que a nadie beneficia y sin que se pueda emitir un diagnóstico claro a favor de las dos partes principales en litigio.

La obligación de la Administración de prestar un mejor servicio sanitario a la población choca con las reivindicaciones de los profesionales del ramo ante las carencias con que topan para ello. El momento del encontronazo es particularmente inoportuna. Con unas arcas públicas más saneadas y un escenario alejado de las elecciones, el entendimiento hubiera sido posible. Y hasta fácil.

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