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Defender Europa (y II)

El terrorismo islamista se basa en crear un ambiente social y religioso aceptable que legitime la sanción moral (religiosa) y legal de sus acciones. Las innovaciones religiosas, el pluralismo -intelectual o político- son anatemas. Su éxito se fragua en la invasión rusa de Afganistán y en la americana de Irak. Hasta entonces no nos atacaban. Por el contrario a partir de 1992, cuando los rusos son vencidos en Afganistán, se restablece el antiguo concepto de el yihad para expulsar a los infieles de los territorios musulmanes que en su tiempo estuvieron regidos por la sharía (España) y manipulan religiosamente el concepto de yihad (o deber personal de crecer como ser humano frente a las adversidades), sustituyéndolo por "deber personal" de todos los musulmanes de cualquier territorio de liberar esas tierras de infieles. En esencia es la mentalidad yihadista fundamentalista wahabita , procedente de la corriente suní, que predica la aplicación radical y literal de la antigua sharía, sin adaptaciones al mundo del siglo XXI, al tiempo que legitima su expansión, incluso mediante la fuerza militar, por los territorios antes citados: apóstatas y antiguos territorios ocupados. Es muy importante comprender este fenómeno, por cuanto el islam suní árabe nunca sufrió una reforma. Desde el siglo X, el islam carece de un mecanismo aceptado por la mayoría religiosa para calificar un texto de ideológicamente obsoleto. Hasta el siglo X existió el iytihad, o autorización de los eruditos para poder interpretar los textos religiosos, pero desde entonces aplican su tenor literal sin derecho a adaptación a los nuevos tiempos. Y esta circunstancia es utilizada por los dirigente radicales para justificar su cruzada.

La invasión americana de Irak (uno de los mayores errores militares de la historia) fue el segundo gran éxito del yihadismo radical. Su salida del país fue interpretada como otra victoria de los islamistas radicales, comparable a la derrota soviética de Afganistan y dio lugar a una nueva legión de muyahidines con una causa legítima para su lucha.

Este es el diagnóstico. ¿Pero qué soluciones podemos aportar para atajar esta amenaza europea? Ciertamente es muy complicado. Arabia Saudí financiaba a DAESH, Estados Unidos tiene enormes intereses comerciales y geopolíticos en Arabia Saudí , al igual que más países del G20; Rusia es un histórico aliado de Siria que está invadida por DAESH y Francia es aliada de Estados Unidos en la guerra contra DAESH. El bombardeo sobre Raqa, capital de DAESH, suma adeptos a la causa terrorista. Está legitimando, desde la óptica de estos descerebrados, a Abu Bakr al-Baghdadi, autoproclamado Califa de todos los musulmanes y dirigente de DAESH. Pero probablemente es lo que casi todos haríamos si fuésemos Hollande. Vengar a los nuestros.

Pero hay que actuar en otro ámbito, también. El islam funciona de forma muy similar al cristianismo y todos los actos tienen una sanción religiosa que se recompensa con el paraíso (aquí, con el cielo) mientras los actos prohibidos condenan al infierno.

Sabemos que la inmensa mayoría de los musulmanes condenan esta versión belicista del yihad y no tienen interés alguno en politizar su religión. Por tanto, para defendernos de estos ataques, necesitamos expertos que profundicen en el aspecto religioso e ideológico de este fenómeno; expertos que elaboren una estrategia de defensa a partir del examen de las fuentes culturales, socio políticas y religiosas del terrorismo wahabita yihadista radical; una inteligencia europea que detecte a los ulemas que lanzan fatwas que atenten ideológicamente contra nuestra forma de vida y dotarnos de leyes que permitan su expulsión del país. Y por supuesto la complicidad de los eruditos islámicos moderados que contradigan con su doctrina los axiomas de la visión del mundo de los radicales y les imponga la condena eterna, explicando que la doctrina islámica nada tiene que ver con la interpretación medieval y belicista de la chusma de DAESH. La ciberyihad exaltada a través de vídeos HD, reduce 14 siglos de tradición islámica a una docena de citas descontextualizadas que incitan a la acción terrorista individual. Es hora de que nuestros activistas cibernéticos se sumen a la causa de la libertad de una Europa que tanta sangre ha costado construir y formateen a estos asesinos.

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