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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Isern sobrevive a Bauzá

Las calamidades de la historia sepultan sus alegrías. De ahí que nuestro gran pecado de 2015 consista en no haber celebrado suficientemente la extinción del Govern de Bauzá, que acabó empeorando a su propio urdidor. El senador y farmacéutico, otra compatibilidad, entronizó una mediocridad insultante incluso para los estándares del PP. Piense por un segundo en la hipótesis de su continuidad. Lo siento, no quería amargarle el café. La tarea agónica del expresident era aplastar a Mateo Isern, a quien humilló con reiteración y modales cuarteleros. Sus celos patológicos del entonces alcalde de Palma resumen uno de los capítulos más sabrosos en la peripecia de esta isla infeliz. Pues bien, Isern sobrevive. Acaba de ser proclamado candidato al Congreso. Bauzá es nadie. O menos. Hoy avergüenza a un partido que no sabe cómo sacárselo de encima, y que le reclama también su bicoca senatorial.

En este paréntesis evocador antes de volver contra el Pacto, el último president no fue condenado por los medios aquiescentes ni por el borreguismo de su partido, solo por los ciudadanos. Cada foto exultante le costaba cien votos, y así hasta los 75 mil que defraudó. Tiene mérito hacer infeliz a tanta gente, pero a Bauzá solo le preocupaba uno de los desertores. La fusión de Isern y Company lo devuelve a la pesadilla electoral de mayo. En cuanto al hiperbóreo Rodríguez, puede felicitarse de su modesto 32 por ciento, notablemente superior al porcentaje que le otorgarían los votantes. Los junteros le prometieron apoyos que no ejecutaron, nunca es tarde para descubrir la verdadera Mallorca.

Bauzá mantiene el privilegio de asistir en primera fila a su entierro político. En Mallorca, la venganza se consuma mientras la víctima todavía se cree con poder, no es cuestión de ahorrarle ni una pizca de dolor. Acostumbrado al ensimismamiento de los campeones tramposos que funcionan con dinero negro, el PP balear ha aprendido a mirar de reojo. En los abrazos que festejaban la supervivencia al más funesto de sus presidentes, no se mira de reojo a la concurrencia, sino al vecindario de PI y Ciudadanos. Por si hay que dar el salto a la mallorquina.

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