El Govern ha aprobado el Proyecto del Presupuesto 2016. De momento sólo conocemos sus grandes trazos y cifras, pero que nos posibilitan intuir sus objetivos estratégicos y sus prioridades. El texto completo será objeto de debate en el Parlament; que con sus consiguientes modificaciones muy probablemente concluirá con el voto positivo de la mayoría parlamentaria al Presupuesto definitivo.
El Govern tiene que hacer frente a tres obstáculos que inevitablemente condicionan los Presupuestos. Primero, la deuda pública (cerca de 9.000 millones de euros) que supone un gasto de 869 millones (con intereses incluidos) a cargo de los Presupuestos 2016, aunque el actual Govern pretenda renegociarlo con los bancos; segundo, el deficit máximo impuesto por Madrid es del 0,3%, lo que supone que el Govern sólo puede gastarse 12 millones más de lo que ingrese; y tercero el lastre de una financiación injusta de nuestra Comunidad, que nos sitúa en una situación económica-financiera insostenible. Tal situación obliga a priorizar sus inversiones y gastos, así como afinar al máximo sus ingresos.
Según palabras de la Consellera de Hacienda las prioridades que rigen el Presupuesto son:”la redistribución de la riqueza, la lucha contra la desigualdad y el apoyo a los ciudadanos más desfavorecidos”. En consecuencia se destina el 60,12%, seis de cada diez euros, a gasto social del gasto (educación +5.36%, sanidad 5.61%, servicios sociales 12,11%, políticas activas de empleo y ocupación 19.11%), aunque queda por analizar en que se concreta tal gasto través de las distintas consellerías. No es buena noticia que disminuya la inversión pública; el gasto en las empresas pública es similar excepto en IB3 que disminuye. Habrá tiempo y ocasión de analizar detalladamente el destino de los gastos sociales y de otros capítulos tales como el gasto corriente.
La contrapartida del gasto son los ingresos. A la espera de mayores concreciones, gracias a la buena marcha de la economía (especialmente el turismo) la recaudación muestra signos positivos. Economía que deberá revisar y modificar sus actuales imputs de productividad y competitividad para que sea sostenida y sostenible a medio y largo plazo. Tarea que deberá afrontar la actual mayoría con la complicidad de los sectores económicos y sociales.
Pero el capitulo “inquietante” es el que hace referencia a la subida fiscal y los nuevos impuestos. Las reacciones ya han estallado. “Más gasto, más impuestos, menos crecimiento, menos empleo”. A nadie le gusta pagar más impuestos, pero la clave es saber sobre quienes va a recaer tales subidas. Y aquí radica la madre del cordero. A falta de mayores detalles el Govern respeta la rebaja del IRPF para rentas medias y sólo sube para quienes perciban más de 70.000 euros anuales, recordando que el govern Bauzá bajo el IRPF a las rentas más altas un 52% en 2.014 y y un 44% en 2.015. Se eleva el impuesto a las transacciones patrimoniales que superan un millón de euros. Faltan detalles para evaluar impuesto de patrimonio y de sucesiones. Se incluyen 50 millones de ingresos provenientes del Impuesto Turístico, pero tal impuesto ¿no tenía que ser finalista?
La batalla parlamentaria está servida. Lo que resulta lógico y necesario. Los objetivos estratégicos y en consecuencia las prioridades del anterior gobierno y el actual son muy distintas. El Govern anterior, siguiendo las políticas económicas y sociales de Rajoy, centró sus políticas en lo que denominaron “reformas” que se concretaron en recortes en servicios públicos básicos y en “flexibilizaciones laborales” que facilitan un empleo inestable. El resultado en nuestra Comunidad es un aumento preocupante de la deuda pública a pesar de los recortes, un exitoso macrocrecimiento y creación de empleo. Pero la desigualdad es creciente, el empleo es temporal y de baja calidad, la igualdad de oportunidades es una filfa para muchos, y el vigente modelo productivo y competitivo no garantiza el futuro. Incluso la OCDE, organismo nada sospechoso, insiste que las políticas de austeridad, con sus secuelas de desigualdades crecientes y profundas, son un lastre para un crecimiento económico estable y sostenible. El Govern actual, resultante de las todavía recientes elecciones, plantea unos objetivos y prioridades muy diversas. Según su expresión su objetivo son las personas, lo que obliga a ubicarse en recuperación de derechos y servicios públicos básicos, y para ello deberá centrarse en la reconstrucción de una economía sostenida y sostenible, productiva y competitiva.
La aprobación del Presupuesto es la primera prueba del algodón para el Govern actual. La segunda, y la más decisiva, su voluntad y capacidad de ir alcanzando los objetivos incluidos en tal Presupuesto. Está por ver.