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Llorenç Riera

La pacificación del conflicto sanitario

Recolocación de parches. Con ello no se recupera la solidez de la rueda pero, al menos, se consigue circular. El símil sirve para equiparar lo pactado entre el Govern y los sindicatos de Sanidad sobre el plus de la carrera profesional de los trabajadores del sector. Dilatación de pagos y recomposición de conceptos. Ese es el acuerdo alcanzado. Con ello se pasa de la protesta al diálogo, lo cual, por sí mismo, ya es un avance, pero, por contra, no se resuelve la cuestión de fondo y es muy posible que se haya creado un nuevo agravio comparativo con respecto al resto de empleados públicos que también tienen derecho a la percepción del complemento inasumible por falta de recursos. Veremos cuál es su reacción y las decisiones que adoptan las mesas sectoriales de la administración general de la Comunidad a partir de hoy. No resulta descartable el trasvase de protestas desde un sector profesional a otro, de ahí el símil de los parches.

El Govern se evita por el momento la mala imagen de las pitadas de las batas blancas frente al Consolat y la corrosiva amenaza de huelga. Para ello se hace el malabarismo de sacar dinero de donde no hay con el apaño de urgencia de pagar a los sanitarios una cuarta parta de la carrera profesional a partir de 2016 y desbloquear el resto del complemento. Pero para hacerlo también ha sido necesario aplazar hasta 2017 y 2018 el ingreso a los trabajadores del 50% de la paga extra de 2012 que todavía se les adeuda. Por otro lado, los profesionales sanitarios que aún no tienen reconocido el complemento de la carrera profesional comenzarán a cobrarlo a partir de 2018, por lo menos en un 95%. El sindicato de enfermería se muestra satisfecho y apunta que con los acuerdos alcanzados se están poniendo los pilares para la recuperación de todos los derechos de los trabajadores del ámbito sanitario.

Es muy posible que así sea, pero, dicho todo lo anterior, también hay que apuntar que la alta dimensión que adquirido el conflicto que ahora se resuelve, por lo menos en parte, sirve para confirmar la elevada situación de precariedad que se vive en esta Comunidad.

Ya sabemos, por reiterado, que ello es consecuencia de la precariedad de las arcas públicas y de la escasa financiación autonómica. La escasez lo sobredimensiona y delata todo. También ha quedado clara, una vez más, la sensibilidad que caracteriza al sector sanitario y la alta capacidad de influencia de sus profesionales. No es que sus derechos valgan más que los de otros funcionarios públicos, saben exigirlos mejor porque disponen de margen de maniobra y potentes herramientas laborales para ello. De momento, hay paz en consultorios y hospitales.

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