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Cuaderna

Mis cuatro filípicas al PP balear

Demóstenes, hijo de un fabricante de cuchillos, brillante orador y político que se aprendía sus discursos de memoria para no cometer fallos ni dar cabida a la improvisación, destacó de manera especial en su defensa de las virtudes griegas y su dura oposición al poder político macedonio; de manera especial a las aspiraciones expansionistas del rey Filipo, padre de Alejandro Magno.

Hecha esta breve aclaración histórica, mis cuatro "Filípicas" no van destinadas a ningún poder destructivo externo del PP de Balears, van dirigidas a la destrucción interna que corroe nuestra formación política. Y que tiene a sus bases desmotivadas, faltos de confianza, abatidos y, lo que es peor, con ausencia de reacción por la clase dirigente, desde el batacazo electoral del 24 de Mayo. Y que conste que el actual presidente, Miquel Vidal, está poniendo todo su saber y hacer en reconducir las aguas que andan dispersas por distintos cauces, según las sensibilidades de los diferentes cabecillas de turno. Ahí van pues mis particulares filípicas.

Primera Filípica. Lo que debemos hacer como partido es levantar el ánimo a nuestros afiliados y simpatizantes. Decirles que debemos sentirnos orgullosos de pertenecer al PP, que tanto ha hecho por y para Balears, por y para España. Pedir perdón, con propósito de enmienda, por todos los errores cometidos. Condenar sin paliativo alguno la corrupción, en la cual se ha visto involucrado nuestro partido. Criticar con fuerza la falta de vergüenza de algunas formaciones políticas que, amparadas en una supuesta "autoridad moral", quieren dar lecciones de honradez y transparencia, cuando su historia demuestra todo lo contrario.

Debemos defender las cosas bien hechas, que son muchas, a lo largo de nuestra historia política como partido, y plantar batalla democrática a los advenedizos, demagogos y populistas. No con descalificaciones e insultos, sino con argumentos sólidos, fundamentados en un debate racional y en discusión de propuestas concretas.

Segunda Filípica. No basta con proclamas de unidad interna, y menos cuando alguna de ellas son pronunciadas por personas que lo único que buscan es acallar las voces críticas, para ellos poder continuar manejando el partido a su antojo. No es posible revertir la situación creada tras el fracaso electoral del 20-M si los responsables del mismo se proclaman adalides de su reconstrucción y regeneración.

Tercera Filípica. No fiarse de los conversos que durante cuatro años han permanecido callados y cobijados bajo el paraguas del rey "Filipo" (entiéndase Sr. Bauzá), y ahora se declaran enemigos acérrimos de él. Eso me recuerda la multitud de antifranquistas surgidos después de la muerte de Franco, y que uno se los encontraba hasta debajo de las baldosas. Eso pasa ahora con el Sr. Bauzá, que le salen antibauzás por todas partes. Y uno se pregunta, ¿y antes dónde estaban?. Es demasiado fácil y cómodo echar la culpa al que no está.

Cuarta Filípica. El objetivo debe consistir en recuperar el equilibrio entre la defensa de nuestras peculiaridades como comunidad y la pertenencia a un proyecto de ámbito Nacional; de forma que haya diálogo permanente entre los dos niveles, buscando siempre el acuerdo y nunca la imposición o el enfrentamiento. La misma medicina hay que aplicar a las distintas sensibilidades que se dan hoy en el seno de nuestro partido, y que me consta que es tarea prioritaria de nuestro presidente -a quien no me gusta que se le llame interino-, pues sé que a ello dedica la mayor parte de su tiempo.

No hay que olvidar que la unidad -que nada tiene que ver con la uniformidad- y la colaboración de todos y entre todos, es requisito indispensable para alcanzar el éxito a medio y largo plazo.

Hechas las cuatro filípicas, está claro que yo no soy Demóstenes; y que el plagio no tiene la categoría literaria ni argumental exhibida por el sabio griego, pero sí me ha servido como referente de expresión para decir lo que pienso y advertir al PP de Balears que no basta con un cambio de caras, ni con tapar vías de agua; de lo que se trata es de reafirmar nuestros principios y valores, por una parte, y refundar nuestras estructuras de partido haciéndolas más libres, democráticas y transparentes.

No podemos desaprovechar la primera oportunidad que se nos brinda, que no es otra que elegir a nuestros candidatos al Congreso y Senado, y de manera especial al cabeza de lista al Congreso de Diputados. Démosles voz a los afiliados, y que sean ellos los que elijan a los que quieran que les representen en Madrid. Sólo así avanzaremos por el camino de la credibilidad y confianza. Vidal ha conseguido algo importante; él dice: "Madrid respetará las candidaturas confeccionadas por el PP de Balears". No obstante, con ser importante el logro, creo, como ya he dicho, que hay que dar un paso más. Las listas deben ser refrendadas por todos los afiliados; un afiliado, un voto.

Nuestra y exclusivamente nuestra es la responsabilidad de evitar un nuevo fracaso. Y por ello quiero acabar con una frase de Plutarco: "La perseverancia es invencible€ El tiempo en su acción destruye y derriba cualquier muralla (cualquier potencia, dice Plutarco)." Seamos, pues, perseverantes.

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