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Llorenç Riera

La utilidad y el rostro de la ecotasa

Con la ecotasa no hay tiempo que perder. Visto el impacto de los grandes flujos de ocupación turística de los últimos años, está claro que puede ser un instrumento válido de financiación para múltiples iniciativas, como parece ser la decidida intención del Ejecutivo autonómico y de distintos agentes y colectivos sociales. Pero el Govern también se juega mucho en la operación de definición y aplicación del nuevo tributo. Volver a titubear con la ecotasa significaría abrir heridas semejantes a las de IB3, la carrera profesional de los funcionarios o los desmarques protagonizados por Podemos.

El Govern necesita reforzar imagen y exhibir resolución. La ecotasa, bien impulsada, le resulta muy útil en este sentido. No puede resultar extraño pues que el gabinete de Armengol se apresure a ponerle rosto y definir el cuerpo de su contenido. Ayer dibujó ya un perfil bastante claro del tributo enquistado por igual, como espina, en Ejecutivos anteriores que no supieron gobernarlo, hoteleros que ahora pierden su control y turistas domésticos y externos que, sin excepción, deberán desembolsarlo. La ecotasa quiere acreditar que ya es mayor de edad y no teme a las secuelas de pubertades anteriores. Quizás por eso mismo se cobrará a los mayores de 14 años, aunque sólo se aproximen a Balears. Lo decimos porque será aplicable incluso a los cruceristas que no desembarquen.

Su denominación formal es la de "impuesto de turismo sostenible". Las previsiones desveladas ayer por la presidenta Armengol, el vicepresidente Barceló y la consellera Cladera apuntan al segundo semestre de 2016 como periodo de inicio de su entrada en vigor. Costará desde 0,25 céntimos por pernoctación, caso de los albergues, a los 2 euros en hoteles de lujo. Se calcula que con ello pueden recaudarse hasta 80 millones de euros al año que le vendrán como agua de mayo al Govern y la Comunidad mal financiada y al medio ambiente vapuleado. En tal situación no puede extrañar tanto que los residentes se resignen a abonarla.

La verdad es que en este segundo intento serio, la ecotasa tiene una oposición más blanda que en la oportunidad anterior. Los hoteleros cumplen con el trámite de regañar al PP que acentúa su papel de oposición, pero a su vez admiten que el tributo tendrá una incidencia mínima a medio plazo.

A Podemos le preocupa que precisamente sean los hoteleros quienes acaben beneficiándose de la ecotasa. La Caeb tacha de error todo lo que huela a tributo nuevo, pero la Pimem la acepta con agrado, al igual que los representantes de los alojamientos de alquiler turístico.

La ecotasa quedará bajo el control de la Comisión de Impulso del Turismo que decidirá sobre unos usos finalistas muy diversificados. Van desde la perservación y recuperación del medio natural y marino a la mejora directa de la competitividad del turismo. Ello significa que también podrá destinarse a la lucha contra la estacionalidad o a la conservación directa del patrimonio cultural. Por ejemplo.

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