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Antonio Tarabini

El Govern, cien largos días

Es práctica parlamentaria que se conceda un periodo de cortesía al gobierno surgido de las urnas para que se haga cargo de sus responsabilidades y comience a dar pistas acerca de cuales van a ser sus prioridades en la ejecución de sus compromisos electorales. El Govern acaba de cumplir sus primeros cien días.

A bote pronto estos cien primeros días han resultados largos, en algunos momentos de difícil digestión y con niveles notables de confusión. Tal sensación de dejá vu suele ser más relevante cuando se produce un cambio notable en el mapa electoral, cosa que sucedió con la novedosa realidad política surgida de las recientes elecciones autonómicas. Nace una nueva mayoría parlamentaria formada por socialistas, la coalición Més, y por Podemos el nuevo partido emergente. Pero, además, tal mayoría está "marcada" por una realidad relevante que marca estos primeros cien días y que puede condicionar su futuro si no se gestiona adecuadamente. Podemos no participa, se autoexcluyó, en el govern formado sólo por PSIB/PSOE y Més y presidido por Francina Armengol. Lo que se ha visualizado, especialmente por parte de Podemos, en ciertas actuaciones y reacciones infantiles, incoherentes e indigestas.

Es lógico y normal que la nueva mayoría, a través de su gobierno, haya puesto en valor algunas decisiones que simbolicen sus prioridades y/o sus nuevos modos de hacer política: supresión del TIL y de la ley de símbolos, la devolución de la sanidad gratuita a los inmigrantes.. Bien está. Pero a partir de aquí se supone que debía comenzar a desarrollarse determinadas líneas estratégicas incluidas en el "Acord de governabilitat per a les Illes Balears" (documento extenso y prolijo) rubricado por las tres fuerzas políticas que constituyen la mayoría parlamentaria. Pero en el entretiempo comienzan a visualizarse enfrentamientos en el interior de los mismos partidos que forman la mayoría sobretodo, aunque no sólo, en el nombramiento de múltiples cargos (nepotismo, idoneidad...), y en el modelo audiovisual de IB3 así como de sus directivos. Desencuentros que no sólo se han producido en la comisión de seguimiento del acuerdo de gobernabilidad (lo que podría incluso considerarse lógico), sino también públicamente a través de los medios, e incluso provocando inestabilidad en el mismo Parlament posicionándose Podemos con el PP. Tal ceremonia de la confusión ha dificultado el diseño de políticas prioritarias, así como su visibilidad, en estos primeros cien días.

A pesar de los pesares algunas prioridades se han visualizado en positivo y otras todo lo contrario. Destaca la gestión política y diversas medidas concretas de las consellerias de Educación, Trabajo, Asuntos Sociales y Turismo; y algunas iniciativas legislativas de Ordenación Territorio y Hacienda. Pero cabe recordar que para que resulten eficaces y eficientes tales decisiones es imprescindible una coordinación entre consellerias y con los grupos parlamentarios de la mayoría; así como una adecuada gestión y organización de los recursos materiales y humanos. En el balance negativo además del callejón de momento sin salida de IB3, destaca la mala gestión de la suspensión hasta 2017 de la carrera profesional del personal sanitario y de servicios generales.

Evidentemente el momento clave será la redacción, discusión y aprobación de los presupuestos 2016 en el Parlament. El debate parlamentario será clave. Deberá recuperarse el seny y madurez política perdidos en parte en estos cien primeros días, recordando que es imposible un gobierno eficiente con un Parlament inestable. Será cuando deberán visualizarse la coherencia, la viabilidad y la estabilidad, de la vigente mayoría gobernante. Será cuando se deberá priorizar y temporalizar entre las múltiples y variadas propuestas incluidas en el acord de governabilitat. Y todo ello en un momento de escasos recursos disponibles por la millonaria deuda acumulada por el gobierno anterior, por la limitación irracional de déficit impuesto por Montoro, por una injusta financiación. Cuando la actual se hizo cargo de la gestión pública en nuestra comunidad conocía la herencia recibida, por lo tanto, sin dejar de revindicar, tendrá que apechugar con ella aunque le pueda dificultar su labor.

Para poder alcanzar unas cotas significativas de éxito el govern deberá contar con la complicidad de los plurales y diversos sectores económicos y sociales que componen nuestra compleja sociedad con el objetivo de poner en valor fortalezas existentes convirtiéndolas en oportunidades de mejora y de cambio en nuestra realidad económica, social, política, cívica, cultural... Los ciudadanos sin duda valoran la voluntad participativa y de cercanía expresada por el Govern y de los partidos de la mayoría, lo que no debe confundirse en debates eternos y estériles.

Al actual gobierno y a su mayoría parlamentaria la ciudadanía les ha dado a través de las urnas un voto de confianza, pero no un cheque en blanco. Pero la confianza es fácil de perder y sólo se consolida a través de la credibilidad, y ésta es fruto de la coherencia en el cumplimiento (aunque sea de modo parcial y progresivo) de sus compromisos.

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