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Llorenç Riera

Valoración regular de los políticos

Sin entusiamo. Más bien resignación y conformidad motivadas por la falta de alternativas consistentes. No estamos ante un desastre absoluto, pero la situación deja mucho que desear. No alcanza la altura de las circunstancias ni de las exigencias del momento.

Esta es, en resumen, la percepción que tienen los ciudadanos de Balears del mundo de la política, de los hombres y mujeres que lo habitan y de la gestión que realizan. Es la interpretación que cabe hacer de los porcentajes arrojados por la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). La consulta se realizó inmediatamente después de las últimas elecciones municipales y autonómicas. Mucho nos tememos que, superados los cien días de gracia, los resultados serían todavía hoy más desalentadores.

La gente conoce y se fija sobre todo en los malos políticos. Bauzá se lleva la palma en este sentido. Es el peor valorado y a su vez el más popular en cuanto al grado de identificación. La gente lo ha dejado con una nota media de un 3, pero le ponen rostro y apellido hasta el 90,6% de la población.

Si destaca lo malo, significa que queda poco de bueno por conocer. Hay sin embargo una franja media, entre el aprobado justo y el suspenso alto, que permite un cierto alivio a quienes quedan situados en ella. Biel Barceló, de Més y actual vicepresidente del Govern, es el político mejor valorado de este archipiélago. La nota le da para sobrevivir. Obtiene un 5,5 sobre 10. Armengol, por su parte, roza el aprobado con un 4,8. Es, a su vez, la quinta presidenta de comunidad autónoma mejor valorada, pero insistimos en que la gente se fija sobre todo en lo malo o negativo. Al iniciar su mandato, a la presidenta de Balears le conocía sólo el 30% de la población y al más aplicado, el vicepresidente Barceló, el 36%.

Quizás la falta de ilusión, el peso de la crisis y el desierto de alternativas creíbles tengan bastante que ver con todo ello. A lo sumo, el cambio de tendencia política se percibe como permanencia o continuidad, por muy contradictorio que pueda parecer. Lo avala el hecho de que la mitad de los encuestados consideren que la gestión del PP fue mala y el 46% diga que el PSIB lo hubiera hecho igual o peor.

Casi todo se estanca sobre la mediocridad. El 41% etiqueta la situación económica como regular y el 52,9% percibe la acción política como mala. La actuación del anterior Ejecutivo autonómico también es considerada regular en un 31,5%.

Pero también es cierto que quien no se consuela es porque no quiere. Siempre existe la posibilidad de estar mejor. El 59,2% de los encuestados por el CIS ve todavía peor el conjunto de la situación española con respecto a lo que se vive en Balears. Son unas impresiones que no llevan camino de cambiar de forma sustancial porque, si intentamos trasladarlas a las intenciones reales de voto, observamos que puede haber una bolsa de entorno al 10% que se mueve entre el PP y Ciudadanos o entre el PSOE y Podemos. Todo hace suponer que las cosas seguirán igual o incluso la desconfianza hacia los políticos se degradará un poco más por efecto de la acción de gobierno del Ejecutivo que ha iniciado su andadura.

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