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Llorenç Riera

La urgente necesidad de normalizar IB3

No cabe buscar entretenimiento en la programación de IB3. El espectáculo está en el modo en que se gestionan las cadenas de radio y televisión públicas de Balears y en el comportamiento de sus mandos. El director general, Josep Maria Codony, ocupa en estos días el papel estelar de un serial que ayer tuvo su episodio más original. Sería divertido si no fuera caro y de pésima calidad. El Govern no puede seguir haciendo de productor de cuánto está ocurriendo en IB3. Cien días de gracia han sobrado para acumular incoherencias y despropósitos.

Hay que frotarse los ojos y confirmar que no se está ante una emisión de ficción después de haber visto y oído la comparecencia del máximo responsable de la cadena pública. Fue un comportamiento impropio del lugar y de los intervinientes. También de la audiencia que, si cabe, en sede parlamentaria es todavía más respetable que en los medios audiovisuales. Codony no fue al Parlament a rendir cuentas ni a dar explicaciones de su actuación. Acudió a plantear afrenta a un Ejecutivo que no se entera de que le cambian el director de la televisión pública y después debe amagar en acudir a los tribunales para deshacer lo hecho.

Sin que ello justifique nada, también hay que decir que lo visto ayer ha sido posible gracias a la pereza del Govern Armengol en actuar sobre IB3, eso cuando sobran argumentos para acreditar que el pozo sin fondo a merced de las productoras necesita una normalización que debe ir mucho más allá de lo lingüística. Vista la arrogante exhibición pública de los crecientes males que corroen al ente, hoy se requiere cirugía preferente. Es lo que ocurre cuando no se afrontan los males a tiempo.

La vieja táctica del ataque a modo de defensa fue usada por Codony para volver a descolocar al Govern propiciando que el Parlament, ya aquejado de oratoria de escaso nivel, decayera en plató para el esperpento. El director de IB3 dijo que no dimite para hacer un favor al Govern, que haciéndolo crearía un problema obligando a la consellera Camps a ponerse al frente de la casa. Recomendó una socarrona y corrosiva tranquilidad a un Ejecutivo al que todavía dejó el dardo envenenado de haberle presionado, cosa que, según él, no ocurrió en tiempos del PP.

¿Qué otros espectáculos nos puede ofrecer IB3? Por el camino emprendido ninguno edificante o de calidad. Ante la acusación de Codony, los partidos que sustentan al Govern le solicitaron una concreción que no se produjo y le pidieron si consideraba injerencia política el procurar que se cumpla la función de servicio público. A estas alturas da igual esta discusión concreta. Ya no valen los planteamientos teóricos, se impone la necesidad de estabilizar y normalizar IB3 en todos sus contenidos y modos de gestión. El Govern, aún con las reformas legales emprendidas, ya no puede dilatar más esta responsabilidad que le afecta de lleno. De este modo se ahorrará enfados como el de ayer y la cadena pública comenzará a adquirir sentido y dignidad.

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