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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

El partido Podríamos

Bauzá sigue nombrando a los altos cargos de IB3Bauzá. Qué gran chiste, si no fuera literalmente cierto. Tal vez el farmacéutico tiene alguna propuesta para consellers del Pacto III, que también serán nombrados a espaldas de la izquierda. Las eminencias del Govern están solucionando la situación en Siria, pero son incapaces de enderezar las listas de espera. Federico el Grande constataba que "el que lo defiende todo, no defiende nada", de ahí la indefensión del votante progresista. La noticia está en el titular, y la actualidad mallorquina queda descifrada al desmenuzar el siguiente epígrafe, "Podemos advierte al Govern de que podría perder su apoyo si no destituye a Terrés". No sé quién es Terrés, por lo que me centraré en los modos verbales. El partido revolucionario venezolano neomarxista no fue concebido para resguardarse en un ratonero "podría", por lo que debe cambiar a toda prisa su denominación. Podemos es Podríamos. Acabáramos.

Para un mallorquín, el condicional detiene la acción de forma fulminante. "Tendríamos que hacer algo" esconde un tranquilizador "no haremos nada, pero amagamos por si acaso". El partido llamado Podríamos proclama por tanto su mallorquinidad intrínseca, al mismo tiempo que exhibe una curiosa forma de desperdiciar diez diputados y los setenta mil votos consiguientes. Enfrente, el PSOE no ha moderado su ansia de ocupar todas las instituciones desde el peor resultado de su historia. Los socialistas conciben el Pacto III como un instrumento para desarbolar a Podríamos, que ejerce la débil oposición ante el cadáver del PP, la única porción incorrupta del antiguo macho alfa de la política local.

En la personalización de PSOE contra Podríamos, a Armengol le sobra la energía que escatima Jarabo. También aquí resuena oportuno Balzac: "Ella marchaba a ras de suelo por el mundo real, mientras él tenía la cabeza en los cielos". Ya que sigue mandando Bauzá, el farmacéutico pensaba que era un hombre importante porque había llegado a presidir el Govern. Armengol ha concluido en cambio que si hasta ella ha llegado a presidenta, el cargo no merece ningún respeto. Y obra en consecuencia, dirigiendo IB3 contra sus socios.

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