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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Conciertos sí, Congresos no

Los dos o tres alcaldes simultáneos de Palma, todos ellos al servicio de la mafia del ruido, han decidido que los ciudadanos elegirán a los artistas de Sant Sebastià. Nos arrojan cacahuetes como a simios, y no estoy negando que lo seamos. No proponen en cambio que "Los palmesanos escogerán si se derriba el Palacio de Congresos", pese a que todos ellos los prometieron en campaña. Los chimpancés que habitamos la ciudad más sucia de España estamos capacitados para distinguir entre La Oreja de Van Gogh y Las Narices de Cort, pero donde se juega el dinero de verdad y el futuro de la ciudad, allí se impondrá el criterio de la mafia del ruido sin molestas interferencias del populacho.

En entrevistas pre y postelectorales, personajes de la talla de Alberto Jarabo y Antoni Verger me juraron que se consultaría a la ciudadanía sobre la demolición, en cursi "desmontaje", del engendro que aniquila la fachada de Palma. Sin novedades al respecto, el martes comparecía en este periódico un digitado "Nuevo gerente del Palacio de Congresos", de quien nada sabemos durante los cuatro años del despotismo, y que pregonaba las bondades de un mamotreto de "construcción acabada" y "en pleno funcionamiento". Se expresaba como el promotor privado de un proyecto que pensábamos sometido a público debate, solo le faltaba instar a los palmesanos a que agarraran pico y pala para sumarse a la erección.

En nombre de PSOE, Més y Podemos, el gerente susodicho afirma que "la gestión del palacio ha sido muy buena", una prueba de su envidiable sentido del humor. Lo confirma al hablar de un proyecto radiante que se "debería autofinanciar", de ahí la estampida de todos los implicados. Dado que solo podemos elegir la banda sonora, proponemos que en la Revetla toque una banda formada por los innumerables familiares de cargos del PSOE colocados en cargos públicos después de las elecciones, empezando por los allegados de los alcaldes. El coro puede aportarlo el nutrido equipo de periodistas contratado para falsear las estadísticas de Cort sobre el ruido, como ya ocurría durante la "muy buena gestión del PP". Menudo equipo de demolición.

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