Si la principal función de Podemos es la de provocar crisis de gobierno, significa que la formación que no quiere ser partido político pero actúa como tal, no logra superar sus propias crisis de crecimiento y madurez.
La vida siempre es distinta después de pasar por las urnas. Podemos permanece bajo el impacto del encontronazo entre lo deseable y lo posible, en una posición que no se acaba de identificar ni con el gobierno ni con la oposición. La equidistancia no genera confianza para una ciudadanía que reclama gestión y responsabilidad.
Por otro lado, si un nombramiento determinado es causa suficiente para la primera crisis del Govern Armengol, deberemos comenzar a pensar que el Pacte no es tan sólido ni está tan hablado como lo pintan. También es cierto que la designación de cargos de confianza tampoco constituye el apartado más consistente ni de mejor tacto de este Ejecutivo. Basta mirar lo ocurrido en la conselleria de Salud, en la vicepresidencia y ahora el SITIBSA.
La presidenta Armengol quiso iniciar ayer el nuevo curso político con una tanda de encuentros con los distintos portavoces parlamentarios. De ella no se desprende una impresión de sosiego y tranquilidad. En buena parte, es debido a la afirmación que hizo a la salida Laura Camargo en el sentido de que el Govern perderá una votación parlamentaria si no destituye al recien nombrado gerente de SITIBSA, Francisco Fernández Terrés. A Podemos nunca le ha gustado la designación del menorquín, la ha cuestionado desde que se produjo. Dice que representa la "vieja política" y le reprocha "unas relaciones estrechas y dudosas con constructoras de Menorca". Deberían concretarse.
Por su parte, el portavoz del Ejecutivo responde a Podemos indicando que el Govern no se ha separado un ápice de lo pactado y Més reitera a la formación de Alberto Jarabo el envite a integrase en el gabinete para, de este modo, poder participar plenamente de las decisiones que se adoptan. Se incrementa el malestar también porque, según los socios, Podemos se había comprometido a avisarles por adelantado de la presentación de mociones como la que ahora se anuncia y no lo ha hecho.
Camargo defiende que el nombramiento de Fernández Terrés afecta de lleno a un tema "ético", a la brújula que debe regir todas las acciones. Cabe preguntarse también si la ética y la orientación apeladas no deben garantizar por igual la estabilidad y la capacidad efectiva de ejecución ordinaria. A la vista de los antecedentes, escenas como la de ayer no pueden sorprender en exceso, pero tampoco pueden ser el común denominador de cuatro años de legislatura que de este modo se convertirían en eternos a medida que avanza el tiempo. La renovación de la política es estabilidad y trabajo.
