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Llorenç Riera

Vanas promesas de innovación turística

Los objetivos trazados permanecen intactos. Las expectativas creadas, desvanecidas. No es la primera vez que ocurre ni será la última, porque aquí se confunde demasiadas veces el deseo con la realidad o la intención con la posibilidad. Por eso mismo andamos siempre entre la improvisación, el sobresalto y el derroche.

El rimbombante Instituto MIC de Innovación Tecnológica de Turismo se ha desvanecido por completo sobre su propia estructura artificial. No ha cumplido ni uno solo de los objetivos por los cuales fue divulgado, pero es otro claro ejemplo de las formas viciadas y un tanto irresponsables con que se manejan y se abandonan las cosas y el dinero público en este archipiélago.

El casi nonato instituto no nos elevará sobre la nube tecnológica del cambio climático turístico pero nos vuelve a retratar tal cuál somos. Y no deja precisamente buena imagen. Era un maridaje para presumir entre el Govern y Microsoft. Sin embargo, ahora obliga a agachar la cabeza. Creado en septiembre de 2008 por efecto de un convenio entre el president Antich y la multinacional americana fue después asimilado como cosa propia por José Ramón Bauzá. Hoy está inactivo y abandonado después de haberse debatido entre el concurso de acreedores y el olvido. Uno sigue sin alcanzar a comprender cómo se puede seguir sonriendo y mostrando semblante sereno desde el Senado después de haber protagonizados hechos como éste. El Govern Bauzá tuvo que aportar en el último momento una inyección de 200.000 euros para poder saldar nóminas y liquidar con la Seguridad Social. Microsoft sólo se había comprometido a prestar la marca.

La diplomacia de la oportunidad no permitirá reconocer al embajador estadounidense que su legación fue una de las tutoras del invento. María Garaña, la presidenta de Microsoft Ibérica tampoco se acuerda del optimismo que le generaba Mallorca ni de la "vocación internacional" que propiciaba la isla, hasta el extremo de pensar en abrir en Panamá una sucursal del centro del Parc Bit. Nada, se ha desvanecido una de las últimas vías que quedaba hacia el I+D.

El Instituto MIC de Innovación Tecnológica también se ha ido a pique antes de su botadura porque ningún gran entramado turístico mallorquín ha mostrado el menor interés por él. El instituto ha malvivido de las aportaciones de pequeños empresarios. Es, como reconocen algunos de sus promotores y técnicos alejados de la vida política, una oportunidad perdida. Ni siquiera se ha sabido aprovechar a modo de elemento integrador o coordinador.

Cada uno ha acabado tirando por su cuenta. El gran y vistoso proyecto de innovación tecnológica, el "Silicon Valley turístico" mallorquín, dijo Bauzá en los momentos de euforia, emulado el estilo Matas, fue victima de los recortes que aplicó su Ejecutivo. Los 400.000 euros anuales comprometidos dejaron de llegar mientas las grandes cadenas hoteleras desarrollaban sus propios planes tecnológicos, hoy ya consolidados en muchos casos, y por otro lado empezaban a estructurarse pequeñas empresas de todo tipo vinculadas a soportes tecnológicos.

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