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Matías Vallés

Al Azar

Matías Vallés

Palma necesita el carril-peatón

La inmensa mayoría de palmesanos se abstiene de abandonar en la vía pública sus muebles y familiares menos queridos. En cambio, los empresarios incívicos de restauración se han adueñado de las aceras, hasta el punto de que las bicicletas asesinas se encuentran con dificultades para sortear las mesas y jardineras, en su afán de proseguir con el atropello en masa de ciudadanos de a pie. Entre la privatización a cargo de ayuntamientos conservadores y la solidaridad de los progresistas con la barbarie sobre dos ruedas, ya hemos olvidado en qué momento se perdió el espíritu de Palma como experiencia compartida.

Las aceras están más colapsadas hoy que el asfalto. Su recuperación para caminantes es utópica, el consistorio actual se ha limitado a emitir los balbuceos de rigor. Por tanto, habría que reclamar la habilitación del carril-peatón, un pasadizo de emergencia reservado a este animal cada vez más exótico, por donde podrá circular sin ser cazado. La banda longitudinal tendrá una anchura de veinte centímetros escasos, por lo que los peatones deberán colocar cada pie justo delante del otro. Si se desmarcan un milímetro de la zona señalizada, se partirán la tibia contra un macetero de hierro o serán atropellados por una bicicleta sin contemplaciones ni derecho a indemnizaciones.

Cort replicará que el expansionismo de restauradores y ciclistas no deja hueco para el carril-peatón. También para esto disponemos de respuesta. Bastará con reciclar literalmente el carril-bici del que han desertado las máquinas infernales, porque allí no encuentran paseantes a quienes aterrorizar. La acera no puede ceñirse a los héroes individuales que no se asustan ni se apartan cuando son agredidos por los vándalos que cultivó Aina Calvo, en la vana esperanza de que sus mascotas con cofia interrumpirían los atropellos durante un par de horas para votarle. La izquierda no entregó Palma a las bicicletas sino al ciclismo, a desalmados que circulan a mayor velocidad que los vehículos de motor. Ya que no van a expulsar a la gente con demasiadas prisas, que concentren al menos a los supervivientes en el carril-peatón.

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