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Llorenç Riera

Curase en salud sin pillarse los dedos

Cualquier posibilidad de avance queda neutralizada desde el origen. Pese a las anuncios y a las expectativas creadas, no habrá diferencias sustanciales entre los últimos presupuestos del Govern Bauzá y los primeros del Govern Armengol. Además, podemos decirlo ya de entrada, según quienes deben marcar las directrices para confeccionarlos, la culpa, siempre fea y apática, es de los otros. El mensaje se imprime y emite de forma clara por parte del nuevo Ejecutivo: el problema no estará en lo que haga el gabinete Armengol, radicará, según su versión, en lo que no le dejan hacer. Cuestión de condicionantes.

La conselleria de Hacienda ha emitido la orden para que cada organismo dependiente de la Administración Autonómica realice su previsión de ingresos y gastos para 2016, los razone documentalmente y adapte sus plantillas orgánicas para el próximo ejercicio económico. De ahí saldrá el anteproyecto de ley de los Presupuestos. Superados los enunciados técnicos y legales, el último párrafo de la norma dictada por la conselleria de Hacienda resulta especialmente ilustrativo por su capacidad, al mismo tiempo, de crear ilusiones y desvanecerlas de inmediato. Ha quedado claro que el Govern pretende curarse en salud sin pillarse los dedos obviando que el gobernante, en su propia acción, nunca puede permanecer inmaculado.

Se apunta que los Presupuestos de 2016 tendrán por misión fundamental "el restituir los derechos básicos de los cuales se ha visto privada la ciudadanía durante los últimos años poniendo énfasis en las políticas sociales con el objetivo de recuperar los niveles de bienestar que se han ido perdiendo". Sin embargo, a reglón seguido, la misma disposición ya da por sentado que todo lo dicho será prácticamente imposible de llevar a término debido a la mala financiación que padece Balears, los altos niveles de endeudamiento económico también de este archipiélago y el precario límite de déficit tolerado, que el ministerio de Hacienda ha fijado en el 0,3%. ¿No lo sabían PSOE, Més y Podemos cuando negociaban párrafo a párrafo los términos del actual Pacte? Sorprende la rapidez con que se invierten los términos. Es como si el Govern Armengol renegara de su capacidad de reacción. Ha hallado, por contra, culpables. Responsables que están en Madrid y que no reaccionarán. Lo más probable es que ni siquiera se molesten en contestar a las alusiones que les salpican.

El decreto que da el pistoletazo de salida a los Presupuestos parece renunciar incluso a la beligerancia de la que tanto la presidenta Armengol como la consellera Cladera han hecho gala en el estreno de sus cargos. Ahora comenzamos a detectar que cuanto se avanza en sus respectivas declaraciones no acaba plasmándose en las disposiciones que firman. Suscriben que se actuará a partir de "la prudencia financiera, transparencia y eficacia en la gestión y la asignación de recursos". ¿Acaso no son éstos los postulados irrenunciables y básico de todo gestor público? Si todo debe seguir igual, podrían haberlo especificado en los acuerdos de gobierno. Veremos hasta dónde alcanza su capacidad de reivindicación y exigencia.

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