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Pilar Garcés

El desliz

Pilar Garcés

Los jardines de Marivent

No sé. No me veo cogiendo el coche, buscando un aparcamiento en cuesta por las atestadas calles de Cala Major y yendo a pasearme tres cuartos de hora por los jardines de Marivent un domingo por la mañana. Y mucho menos un martes de febrero por la tarde. Por mí, que nuestro pequeño Versalles no se abra al pueblo nueve meses al año, con su correspondiente gasto en vigilantes, personal de limpieza y paisajistas. Acabaremos pagando diez puestas a punto de la residencia estival de los reyes al año, ya lo verán. Los híbridos público-privados nunca le salen rentables al ciudadano, por no hablar de según qué propiedades. Todavía recuerdo la alegría con que la gran pareja Jaume Matas/Maria Antònia Munar adquirió en 2001 la emblemática finca Raixa por ocho millones de dinerito público, arrebatándosela a la diseñadora alemana Jil Sander, cuyo exquisito proyecto de rehabilitación contemplaba su apertura al público y no le costaba un euro a la isla. Eran otros tiempos: un ministro, una presidenta insular, y Juan Carlos I en el trono donde hoy encontramos una reclusa, un condenado imputado en múltiples causas y un monarca jubilado. Había mucha pasta para gastar. Se hicieron la foto en la gran escalinata de Bearn y chimpún. En la actualidad, la possessió es una losa económica para el contribuyente y pocos mallorquines la visitan básicamente porque se pasa la mayor parte del tiempo cerrada, con graves problemas de conservación y gigantescas necesidades de inversión. Me temo que con la preciosa herencia de Joan de Saridakis que disfruta la familia real pueda pasar lo mismo. Que resultará mucho más gravosa que lo que ya es por un órdago que en realidad se queda en simple farol.

La apertura de Marivent como monotema del verano. El gran asunto que ocupa al nuevo gobierno del Pacto preocupa asimismo a los tertulianos de Sálvame Naranja, y con eso podría estar todo dicho. No me resulta atractivo ni prometedor, y no me ha gustado la falta de elegancia institucional con que se le ha planteado a un Felipe VI que ejercía de anfitrión de los nuevos cargos electos en su calidad de jefe del Estado. Muy por el contrario, me parece una chorrada impropia de la gran causa republicana, que poco tiene que ver con hacerse un selfi donde Letizia se sentó en el último posado y cotillear dónde viven los poderosos. En mi opinión, o pides a los Borbones que se vayan y no vuelvan, o les dejas completamente en paz. Lo otro son pellizcos de monja.

Si la jardinería ha de convertirse esta legislatura en actividad capital, como la pasada lo fue la farmacia, pueden empezar a practicarla por el parque de mi barrio. Ese sí lo frecuento, con sus plantas resecas, su falta de sombra, los bancos rotos y la arena de los juegos infantiles llena de piedras y mugre. En esta ciudad entregada a las terrazas, con un paseo marítimo estrangulado por una vía rápida, un bosque de Bellver infrautilizado y acosado por el cemento, espacios de esparcimiento obsoletos en los barrios y media docena de zonas verdes públicas en lugares privilegiados de S'Arenal regaladas a empresarios para su explotación a cambio de cánones irrisorios, vender como un logro la reconquista de Marivent resulta muy decepcionante para quienes estamos esperando un cambio profundo. En el fondo, y con las mejores formas por parte de nuestros representantes políticos, que lo cortés no quita lo valiente.

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