La mayor obra pública jamás levantada en Balears lleva camino de convertirse también en el mayor escándalo de corrupción del archipiélago, lo cual ya es decir en una tierra sujeta a demasiados procesos judiciales y cargada ya de condenas por mal uso de la función pública. Son Espases, el centro sanitario de referencia, está en la picota desde que se decidió su construcción en 2006, y consolida su triste posición de referente de malversación pública, con todas las precauciones y cautelas de las investigaciones pendientes, pero también con los fundados indicios de graves irregularidades. Son Espases ha sido objeto de una comisión de investigación parlamentaria que ha dejado abiertos interrogantes y lagunas en exceso, y de un proceso de investigación por parte de la fiscalía Anticorrupción.

Estas pesquisas del ministerio Público desembocan ahora en una querella que el fiscal Pedro Horrach concreta contra ocho personas entre las que figuran el expresident Jaume Matas y el presidente de la constructora OHL y exministro, José Miguel Villar Mir. Se les atribuyen los presuntos delitos de prevaricación, falsedad documental y fraude a la Administración. Por turno de reparto la querella ha correspondido al juzgado de José Castro. Otra vez el juez y fiscal más conocidos de Mallorca coinciden en la instrucción y valoración de un gran escándalo político empresarial.

No se sabe todo, ni mucho menos, de lo ocurrido en la construcción de Son Espases, pero con lo conocido ya hay de sobra para iniciar un proceso judicial que, invariablemente, en el caso de que las haya, debe acabar en la exigencia de responsabilidades penales a quienes hayan infringido la ley y en la aportación a la opinión pública de información clara y desmenuzada del proceso seguido. Son Espases debería ser también el último antídoto para evitar de una vez por todas las alteraciones fraudulentas en el servicio y la responsabilidad institucional y pública en Balears.

El fiscal se ha querellado igualmente contra Fernando Areal, el exgerente del PP y cuñado de Matas, porque sospecha que se pudieron pagar comisiones o desviar fondos. La exconsellera de Salud de la época y el director general Sergio Beltrán, pese a su condición de arrepentidos, también son objeto de querella debido a su participación en los hechos, demasiado vinculante y comprometedora. Han reconocido que recibieron órdenes estrictas de Matas para digitar el concurso de una obra presupuestada en 780 millones a favor de OHL de Villar Mir, y que el expresident aportó información privilegiada a quien le interesaba, en un restaurante de Madrid. Todo estaba amañado, pero después, al trascender parte del gran trapicheo, Matas se volvió atrás y la obra acabó en manos de Construcciones y Contratas de Florentino Pérez.

Sobre Son Espases concluyen sobradas irregularidades, algunas de ellas ya demostradas, y además sospechas que llevan demasiado tiempo en espera de clarificación. También debe descifrarse si es cierto, como apuntan algunos indicios, que el PP nacional estaba al corriente de "la absoluta manipulación" señalada por el fiscal. El amaño adquiriría entonces mayor proporción. En todo caso, el proceso seguido en la construcción del hospital no puede permanecer en su estado actual. La higiene democrática y el estricto sentido de la justicia exigen arrojar luz definitiva sobre un complejo que no figurará únicamente en la historia por sus referentes hospitalarios. La salud pública pasa por explicar todo sobre Son Espases.