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Juan José Millas

Tierra de nadie

Juan José Millás

C´est fini

Las necrológicas, como los trajes, pueden caer grandes o pequeñas. Rara vez están hechas a la medida del difunto. Con las esquelas pasa lo mismo. "Esta esquela le viene grande a papá", le oí decir a un amigo en el entierro de su padre. Se la habíamos puesto los amigos, a escote, sin reparar en gastos. Hay gente pequeña que provoca al desaparecer un alboroto mediático incomprensible, y gente importante de cuyo fallecimiento ni te enteras. Algo nos pasa con los muertos: o bien los exhibimos sin piedad o bien los ocultamos con pudor. Las necrológicas se deberían publicar en vida. Vengo proponiéndoselo al periódico desde hace años. "Necrológicas Vivas", podría llamarse la sección.

A Casillas, por ejemplo, le hemos hecho la necrológica en vida, y le cae de cine, como un traje bien cortado y de buen paño. Se la ha llevado a Portugal donde de vez en cuando la leerá como el que se mira en el espejo para ver si ha engordado. El sermón fúnebre, curiosamente, estuvo a cargo del propio finado, que terminó en francés, con un c´est fini de Móstoles que parecía sacado de una tienda de todo a cien. Una muestra de sencillez. A mí, la gente como Casillas me produce una admiración sin límites, me la llevaría a casa. Alguien a quien le gustaría ser recordado por buena persona antes que por un genio del deporte, merece, en este país, un monumento. Quizá se lo hagan en Oporto. Lo que está claro es que si a los 30 años eres multimillonario y famoso, lo lógico es que te vuelvas idiota, mas idiota cuanto más millonario y más famoso.

A Casillas, los millones y la fama le han vuelto sensato. Cada año se le veía más cuerdo que el anterior, incluso en la época de Mourinho, que pretendió (y casi logró) convertir el vestuario del Real Madrid en un frenopático. Su último acto de sensatez fue largarse del Real Madrid, y sin expresar rencor de ningún tipo, dejando a Florentino con el culo al aire. Florentino se ha ido volviendo más loco a medida que la fama y la fortuna económica le sonreían. Pero como es empresario, lo disimula. Eso es lo que le hace interesante. Yo, a Florentino, le publicaba una "necrológica viva" y se la encargaba a Casillas.

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