En un país deprimido, el ministro del Interior golpea con la porra del dinero. No hablemos de las multas de tráfico que no están nada interesadas en castigar las imprudencias ni en mantener la buena circulación sino por atraer fondos a donde Hacienda no llega. La "ley mordaza", que entra hoy en vigor, dedica varios artículos a la represión de las manifestaciones a golpe de multa, a toletazo de euros, a darte "el palo" y tentetieso, a gas lacrimógeno de sanción económica para que llores por algo. Hay dos medidas que parecen paradójicas pero son redundantes. Va a ser muy raro que los bancos o los fondos buitres propietarios de las casas de los desahuciados se manifiesten, hagan sentadas o resistencia pasiva porque no puedan ejecutar los lanzamientos de los que no pagan, así que los que tienen el dinero no van a ser castigados con penas económicas. En cambio, los que no pueden pagar el crédito de la casa sí podrán ser multados por intentar defenderse de la situación a la que les lleva su pobreza.
-Toma multa, por pobre.
-Oiga, que soy pobre pero honrado.
-No sabes ser pobre... los pobres son obedientes. Hay que ser rico para hacer lo que te dé la gana. ¿Que no quieres pagar impuestos? Ya te castigaremos económicamente con una amnistía y con la invisibilidad de que nadie sepa que has defraudado ni cuánto.
Lo mismo rige para quienes no se sientan escuchados por los políticos elegidos y se acerquen a los parlamentos a chillar, para ver si a voces llega su mensaje. Ahora los parlamentos tienen una orden de alejamiento de las manifestaciones y el que la incumpla puede ser sancionado. No es uno partidario de escraches ni de asedios pero tampoco de lobbies que viven en salones donde encuentran los pasos de los representantes del pueblo para les oigan y les escuchen. Sí, les cuesta dinero pero no es lo mismo. Ellos lo tienen en abundancia.
