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Clase de griego

Entre las muchas ideas que Europa le debe a Grecia hay una que se llama democracia. Según Aristóteles, Democracia significa el "poder de la multitud". No significa el poder de ninguna casta política, financiera, jurídica, militar o religiosa. Significa, repito, el poder de la multitud. Es lógico, por tanto, que en una democracia el pueblo pueda expresar su opinión ante los asuntos que le conciernen. De lo contrario no es democracia. Sin embargo, desde que el primer ministro griego decidió convocar un referéndum, los europeos estamos siendo sometidos a un lavado de cerebro sin precedentes para convencernos de que se trata de una medida disparatada. Entretanto varios de los más prestigiosos economistas del mundo ente ellos algunos premios Nobel como Sitglitz o Krugman se han mostrado públicamente favorables a la iniciativa de Tsipras. Incluso la apoya un tal Jürgen Habermas.

Lo diré claro. No conozco a ningún español decente que se haya hecho rico con la llegada del euro. Esto no significa que quienes han aumentado considerablemente su capital no sean decentes, pero está claro que antes que ser decentes han sido otra cosa. Han sido listos, ambiciosos, bien conectados, maniobreros e incluso corruptos. En cambio sigo viendo a millones de compatriotas pasarlas muy negras para llegar a fin de mes o simplemente sacar un rédito acorde con su esfuerzo y su trabajo. Pasada la primera juerga de la moneda única llevamos años topando con la cruda realidad. Nos dijeron que podríamos viajar libremente por Europa, y sentarnos como marqueses en las mejores terrazas de París, Roma o Venecia. Todo era jauja. El continente iba a ser nuestro. Y picamos el anzuelo. Pero nada de esto ha sucedido.

La entrada en el planeta Euro no nos ha hecho ni más ricos, ni más cultos, ni más sensibles, ni más inteligentes, ni más tolerantes, ni más buenos ni más solidarios. Al contrario. Entonces, ¿por qué hemos de permitir que nuestros políticos y sus voceros de los medios de comunicación nos sigan cantando las excelencias de la moneda única y de una Europa para todos? Lo diré de otro modo: ¿por qué debemos vivir peor que antes y ser peores personas para que unos señores que están totalmente conchabados sigan engrosando su capital? Y más aún: ¿por qué se acusa de demagogo, populista e iluminado a todo aquel que alza su voz y pone el dedo en la llaga? Esta gran fatiga por la crisis y sus consecuencias resulta que no son fruto de la enajenación de un loco antisistema: es algo que oigo cada día y a todas horas, en casa y en la calle. La peña está muy harta, demasiado harta como para seguir confiando en argumentos y sujetos que claramente no funcionan en nuestras vidas. En esencia lo que ha ocurrido en Grecia es esto: los griegos están hartos de que les tomen el pelo. Luego las urnas dirán. Afortunados ellos que pueden decidir. ¿Moraleja? Hay que redefinir urgentemente el concepto democracia. Democracia es una palabra griega. Quizá por eso nadie en Europa la entiende.

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