Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

JOrge Dezcallar

Ni 'grexit' ni 'dracmatic'

Mientras usted lee estas líneas los griegos están votando en ese absurdo referéndum al que les ha llevado el gobierno de Alexis Tsipras, que después de meterse en un callejón sin salida ha decidido quitarse de encima la responsabilidad y trasladarla al pueblo griego. Todo es absurdo. Aparte de que la complejidad de la pregunta resulta incomprensible para la mayoría de ciudadanos y de que versa sobre una oferta europea que ha sido retirada, a un gobernante se le elige para que gobierne y gobernar implica tomar decisiones difíciles y no arrugarse ante ellas. Sobre todo cuando es la propia política de Syriza la que ha puesto al país en esta tesitura. Y sus confusas ofertas de última hora solo parecen pretender echar la culpa del bloqueo a la intransigencia europea. Es indigno. Esta semana Grecia ha dejado de pagar 1.500 millones de euros que debía al FMI y se ha situado en compañía de otros morosos como Sudán, Somalia, Afganistán y pocos más. No es para estar orgullosos.

El referéndum, que ya ha conseguido dividir a los griegos y sobre cuya legalidad hay serias dudas, puede tener dos resultados y ambos son malos: si gana el sí, Tsipras queda desautorizado y debería dimitir para permitir la formación de un nuevo gobierno de unidad nacional que negociara con la UE y el FMI. Sería la mejor solución aunque nadie nos quitará semanas o meses de complicadas discusiones porque los problemas no desaparecerían con un cambio de gobierno. Si sale el no, la línea de Tsipras y el ala radical de Syriza saldrían reforzadas y aquí las interpretaciones difieren: en Bruselas se entendería como una voluntad de salir del euro y volver al dracma, mientras en Atenas se interpreta como un rechazo a la política de austeridad y un respaldo a negociar con Europa sobre una base diferente. Pero se equivocan los que crean que eso va a hacer cambiar a los acreedores o a Bruselas y la negociación sería aún más difícil que ahora. Y si los griegos abandonan el euro, sus problemas no solo no habrán desaparecido sino que tendrán que afrontarlos solos (aunque podrán devaluar el dracma todo lo que quieran).

En mi opinión Tsipras es un irresponsable. Llegó al gobierno con un programa lleno de promesas hechas no con su dinero sino con el de sus acreedores, ha empeorado la situación del país y cuando se ha visto acorralado ha puesto un corralito a sus conciudadanos y ha lanzado a Bruselas el órdago del referéndum sin cartas en la mano. Los griegos no se merecen este gobierno y desean permanecer en Europa. También los demás queremos que Grecia siga en el euro pero no a cualquier precio porque si no cumplimos las reglas de juego todos perdemos. Quizás el órdago de Tsipras se base en que Grecia es geopolíticamente muy importante en el área de los Balcanes y en que Bruselas se achantará ante las repercusiones económicas del Grexit, y se equivoca, porque en última instancia una cosa es salir del euro y otra de la UE o la OTAN. También Sadam Hussein se equivocó cuando invadió Kuwait y no creyó que le iban a echar de allí a patadas, como al final sucedió. Los errores en política se pagan caros.

Entre los economistas hay opiniones para todos los gustos. Algunos tan prestigiosos como Stiglitz o Krugman expresan simpatías por la postura griega. El primero ha dicho que votaría no en el referéndum y el segundo cree que toda la culpa es de las medidas de austeridad. Es verdad que una política de austeridad sin crecimiento puede ahogar a un país, pero no lo es menos que Grecia ha demostrado ser un pozo sin fondo y parece dispuesta a continuar engullendo cuanto dinero pongamos a su disposición sin contrapartidas y eso no es serio. Lo que han hecho otros países como Irlanda o Portugal es el camino: austeridad y reformas, y ahí están los resultados pues ambos países están hoy creciendo. Grecia debe apretarse el cinturón y hacer las reformas que el país necesita para corregir sus desequilibrios estructurales y si lo hace le llegará el dinero europeo que necesita, incluyendo la reestructuración de una deuda que todos sabemos que Grecia nunca podrá pagar. Pero primero debe hacer los deberes y colocar al país en una senda de crecimiento.

Lo que no tiene sentido es que un país cuyo PNB es el 2% de la UE nos esté chantajeando desde hace meses. Grecia es la cuna de la democracia, de Platón y Aristóteles, el lugar donde los seres humanos dejaron de lado por vez primera las creencias irracionales para convertir la duda en el motor del progreso, pero este mercadeo de los últimos meses recuerda más a un zoco oriental, y es que no en vano Grecia estuvo ocupada durante 500 años por el imperio otomano, que ha dejado allí su huella.

Mientras esperamos los resultados del referéndum de hoy, son las clases medias y los pobres los que sufren las consecuencias de tanto despropósito y tienen que hacer colas ante los cajeros para sacar sesenta euros al día. Como siempre. Los ricos ya hace semanas que han sacado su dinero del país.

Grecia estaba mal cuando llegó Tsipras. Lo menos que puede decirse es que su gestión ha empeorado notablemente la salud del enfermo.

Compartir el artículo

stats