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Ramón Aguiló

Escrito sin red

Ramón Aguiló

La clave

La clave es, siempre, el tiempo, como saben todos los que han leído el Eclesiastés. Algún conocido se ha lamentado de que a la alcaldesa Carmena no le hayan concedido ni veinticuatro horas de tiempo. Es la ingenuidad propia de quienes han creído que el campo de juego era otro; y otros los jugadores; de quienes no se enteran de lo que nos estamos jugando; de los que no pueden entender que la única manera de prevalecer contra un adversario correoso y herido en sus flancos es no presentarle ninguno vulnerable; que el problema no es que los lobos ataquen sino que entre ellos también haya lobos; que la exigencia ética en la izquierda es superior a la de la derecha. El adanismo de quienes creen que con ellos comienza la historia, que ellos son los justos, se ofrece a la vista de los madrileños. También de los palmesanos. ¡Lo más sorprendente de la reacción de los afectados por el conocimiento de los tuits antisemitas y miserables, es que digan que los de los desalmados del PP son igual de deleznables o peores!¡Pero si esto es el "tú más" de la casta! Que la vergüenza de los tuits de la derecha no absuelve ni minimiza la vergüenza de los tuits de la extrema izquierda, esos moralistas salidos de baraturas.

Otros conocidos, irritados por la corrupción de PP y PSOE, que hasta hace nada me decían que iban a votar a Podemos aunque todo explosionara, ya se han arrepentido después de conocer los tuits de Zapata. Tarde. Nunca la agitación emocional es buena consejera para anticipar el tiempo del futuro. Algunos de los eslóganes de quienes hace pocos años incendiaban metafóricamente la capilla de la Complutense, Rita Maestre, portavoz del ayuntamiento de Madrid y miembro de Podemos, "menos rosarios y más bolas chinas", "sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios", "contra el Vaticano poder clitoriano" pueden ser contemplados con una cierta condescendencia debida a la juventud y a la acracia. Pero otros, lanzados en la misma demostración, "vamos a quemar la Conferencia Episcopal", "arderéis como en el 36" son signos inequívocos de un pensamiento totalitario, de un discurso del odio, sustentado en los mismos supuestos que desencadenaron la guerra civil. Como las propuestas de otro concejal madrileño, Pablo Soto, de asesinar a Gallardón. Excesos juveniles. Sí, de los que dicen arrepentirse ahora, cuando son cargos públicos; cuando han salido a la luz, no antes, lo que hace dudar de su sinceridad. Podrán haber estudiado en la universidad pública, podrán ser profesores de la misma. Pero no han aprendido nada. Y nada bueno enseñarán a sus alumnos. Sólo el odio que algún regidor de Ada Colau luce en su puño cerrado, como si fuera Harry Powell, el inolvidable personaje encarnado por Robert Mitchum en The night of the hunter. El odio de las amenazas a concejales de Ciudadanos de Madrid, a Ana Pastor de La Sexta. Sabiduría no supone acarreo de conocimientos, sino buen juicio. En Palma, Podemos propone a Xelo Huertas como presidenta del Parlament como condición para votar a Armengol como presidenta del govern. Sí, el puesto de la imparcialidad para la activista que en Facebook se ha desgañitado calificando a Albert Rivera como facha de la extrema derecha. Pero, ¿cómo puede extrañar esta cosecha de odio cuando el líder máximo, Pablo Iglesias, reventador de un acto público de Rosa Díez en la universidad, ha alentado en los mítines a sus correligionarios a la lucha contra la "gentuza" del PP? ¿Olvidaron que matan las palabras más que las balas? No. Parece que lo tienen bien presente. Y a ello se aplican.

De la misma manera que UM era una criatura del PP y del PSIB-PSOE, Podemos es una criatura nacida de la incompetencia y la corrupción y los privilegios de un PP y un PSOE que han abocado a la ruina del país y a la desesperación de jóvenes y mayores. Podemos es un condensado político del estallido del 15M. Todo sistema conocido carece de elasticidad infinita y sometido a tensiones insoportables experimenta deformaciones proporcionales a aquellas; hasta llegar a un punto de saturación en el que las ligaduras ceden. Es el estallido. Fue el 15M. La energía liberada necesita un mecanismo de disipación. Uno es Podemos. El otro, Ciudadanos. La disipación no se puede eternizar en el tiempo debido al segundo principio de la termodinámica: la energía se degrada con el tiempo. Si Podemos se alarga en el tiempo es inevitable su conversión en casta, es decir, en adquirir todos los rasgos de un colectivo inserto en el tiempo. Como se aprende de la historia, como sucedió con la vanguardia de la revolución rusa, que se convirtió en la casta conocida como la nomenklatura. La tesis troskista de la revolución permanente es incompatible con las leyes termodinámicas. Una sociedad no puede permitirse (porque no tiene energía suficiente para ello) un estado de agitación permanente. Como dice el Eclesiastés, "todo tiene su tiempo, tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de guerra, y tiempo de paz".

Los embates que harán crujir las cuadernas del Estado (no para reformar el sistema político, sea a través de un proceso constituyente o de una reforma más tímida de empoderamiento ciudadano) proceden del nacionalismo separatista en Cataluña y también en Balears, y de la extrema izquierda leninista de Podemos travestida de socialdemocracia moderada. Lo han reconocido explícitamente Más e Iglesias: la oportunidad es ahora, cuando el Estado es más débil que nunca, ¡ahora o nunca! Sus previsiones son las lógicas. El PSOE en manos de Sánchez (le veíamos en tiempos de Rubalcaba arrogante y prepotente en las tertulias; le vemos ahora con el ceño humilde del lobo aparentando ser cordero, prometiendo estabilidad desestabilizando) está más débil que nunca, pero algo va a recuperarse. El PP también, a poco que la situación económica vaya mejorando. Por lo tanto, ha dicho Iglesias, con acierto, se abre una ventana de oportunidad para los que dicen que no van a trasladar políticas venezolanas pero no atisban a formular qué políticas razonables e incardinadas en la realidad europea piensan establecer. No lo saben. Ya ha dicho Carmena que de banco municipal, nada; que el programa sólo es un cúmulo de sugerencias. Esta ventana en el tiempo es la única que puede permitir una singularidad en la política diferente a la que cualquier casta está dispuesta a aplicar: aquella que le asegure su perpetuación. La clave de la evolución de la situación política está en lo que va a suceder de ahora hasta las elecciones generales, contando por supuesto con las plebiscitarias en Cataluña. Si no consiguen los de Podemos sus objetivos en ellas, están condenados a transformarse con el tiempo, inevitablemente, en otra casta, complementaria. Por eso los revolucionarios franceses apedreaban los relojes. Para detener el tiempo y aniquilar a los dioses.

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