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Llorenç Riera

El trabajador no se beneficia del turismo

Las empresas vinculadas a la hostelería han recuperado el nivel de buena facturación previa a la crisis pero pese a ello y al incremento de contratos pagan mucho peor - La reforma laboral ha propiciado esta situación

Los hoteleros degradan imagen. No es un hecho nuevo, pero si que es cierto que el deterioro se acentúa ahora por efecto de una serie de fenómenos y comportamientos confluyentes. Es posible que a ellos les importe menos porque los reproches, con tintes de insolidaridad y escasa generosidad económica y social, se produce de forma casi inversamente proporcional al incremento de ingresos. Ocurre cuando la caja registradora incrementa el sonido de su actividad, un rintintín mecánico y alegre que ayuda a contrarrestar los ecos de queja del exterior.

Si ayer eran los constructores quienes acusaban a los hoteleros de regatearles hasta el último céntimo, privando a los ejecutores de las reformas de hoteles de beneficios elementales que no dan ni para renovar instrumental, hoy es el Instituto Nacional de Estadística (INI) quien confirma que los trabajadores de la industria turística, quienes perciben la nómina de hoteles, restaurantes, bares y cafeterías, están lejos de beneficiarse de los réditos de las buenas temporadas turísticas. Trabajan más, con mucho contrato a tiempo parcial en falso y cobran menos, precisamente cuando los establecimientos están más llenos que nunca. Pura contradicción que no atribuiremos por completo a aprovechamientos y presuntos amaños del sector hotelero, sino que deberá compartir por lo menos parte de su culpabilidad con la reforma laboral auspiciada por el Gobierno Rajoy.

La crisis económica ha realizado una severa criba en muchos aspectos. También en el sector hotelero. Han sobrevivido las empresas más fuertes y con mayor capacidad de resistencia. Si en 2008 estaban registradas 11.582, hoy quedan 10.600 pero, por contra, los 4.241 millones que se facturaban al inicio de la crisis ahora incrementan su suma hasta los 4.564 millones. Es un 17% más.

Ha aumentado la facturación al mismo tiempo que se han devaluado los sueldos, esta es la gran paradoja muy difícil de justificar. Los sindicatos comienzan a describir la atípica situación actual a partir de la denominación de"subocupación", concepto a partir del cual se podría agrupar a quienes trabajan más de lo que declaran y han aprendido a hacer verdaderos malabarismos para llegar a fin de mes con un sueldo decreciente. Esto, en el supuesto de que lo consigan.

Los sueldos en hostelería han bajado un 5,2%. Si antes de la crisis el salario medio anual en el sector estaba en 13.450 euros anuales hoy es de 12.450. Podremos entrar en todos los pormenores y detalles técnicos que queramos pero, aunque lleguemos a ella por distintas vías, deberemos coincidir en la conclusión de que no responde a planteamiento razonable alguno el hecho de que los trabajadores de hostelería arrimen más el hombro y cobren menos precisamente cuando los empresarios del ramo ingresan más y han superado la crisis antes que cualquiera. Por supuesto que persisten algunos problemas graves, pero la situación no se puede deteriorar hasta el extremo de poner en peligro todo lo básico.

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