Pocos imaginarían en 2015 que a día de hoy se normalizara la costumbre de fumar un cigarrillo fuera de un espacio público cerrado y que, además, no se conciba como una práctica normal el encender un cigarrillo en dicho espacio. Pues bien, ya hemos llegado hasta aquí; los fumadores son cada vez más tolerantes y, por otra parte ha cambiado el consabido pensamiento de muchas personas de "a mí me molesta el humo" por el de "el humo del tabaco en ambientes cerrados perjudica gravemente la salud", lo cual está científicamente demostrado por el CNPT (Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo) y muy bien ilustrado por la OMS (Organización Mundial de la Salud).

Para entrar en materia, simplemente recordar algunos detalles: un cigarrillo está compuesto por unas 4.000 substancias de las cuales 69 son cancerígenas: ¿Desearía usted un producto cancerígeno para su hijo, familiar o amigo? Pues ahí está, a disposición del público en general y con poco o nada control familiar ni institucional serio para con los menores y ciudadanos en general. Otro apunte, una cajetilla de tabaco puede costar entre cuatro y cinco euros, vamos a suponer que una persona fumadora de una cajetilla o veinte cigarrillos al día se decide por los de cuatro euros. Se darán pronto cuenta que el gasto mensual es de 120 euros y de 1.460 euros al año. ¿Cuántas cosas podrían comprar con ese dinero además de producir un enorme beneficio para su salud?

Desde la asociación Nofumadores.org deseamos aportar nuestro grano de arena al cumplimiento de la normativa referente a la prohibición de fumar frente a centros educativos (ley 42/2010, de 30 de diciembre, por la que se modifica la ley 28/2005, de 26 de diciembre, de medidas sanitarias frente al tabaquismo y reguladora de la venta, el suministro, el consumo y la publicidad de los productos del tabaco). En este sentido compete al director/a del centro evitar que se fume informando de la mejor manera posible (sabemos que hay centros que lo han resuelto mediante carteles de prohibido fumar justo delante de los citados centros), para conseguir el efecto ejemplarizante que todo centro educativo debería aplicar y que la ley obliga al respecto.

Existe todavía un incumplimiento observado por gran número de ciudadanos y también por el elevado número de quejas de padres y madres de alumnos recibidas, al ver a familiares fumando cuando esperan a sus hijos en las inmediaciones de los centros (en su artículo 7 de prohibición de fumar, dice: "Centros docentes y formativos, salvo en los espacios al aire libre de los centros universitarios y de los exclusivamente dedicados a la formación de adultos, siempre que no sean accesos inmediatos a los edificios o aceras circundantes)".

El significado intrínseco de la ley es evitar que los menores vean como algo normal y lógico el consumo del tabaco, al mismo tiempo que se transmite a la sociedad lo que se enseña en las escuelas, institutos y universidades. Tampoco se cumple la ley que prohíbe fumar en las puertas y alrededores de hospitales y centros de salud, siendo los profesionales sanitarios quienes más incumplen cuando son ellos los que deberían dar ejemplo, bajo el beneplácito de las autoridades sanitarias, independientemente de su color político.

¿Qué nos queda

por hacer todavía?

-Que no veamos como normal el arrojar las colillas al suelo de las calles de pueblos y ciudades de toda España. La policía no suele multar por ello.

-No encontrar un estercolero de colillas en nuestras playas con el peor efecto mediambiental posible por el elevado tiempo de descomposición y total reciclaje de una colilla, además del efecto perjudicial que produce en bebés que se lo llevan todo a la boca incluidas las colillas de las playas.

-Prohibir rotundamente las lonas cerradas en el exterior de los bares donde se deja fumar como si la ley no existiera, cuando ésta sólo permite dos de las cuatro lonas, muros o paramentos que encontramos extendidas a diario.

-Que los espacios abiertos donde se realicen actividades deportivas, culturales, etc. por parte de los menores, no se fume como así lo dictamina la ley; sobretodo en los campos de fútbol. Ya existen precedentes como el del ayuntamiento de Marratxí, Nou Camp y otros estadios de las Islas Canarias.

-Evitar los incendios forestales como consecuencia de encender pitillos en los coches. Su prohibición nos beneficiaría en dos sentidos: uno, no se lanzarían colillas por la ventanilla y, consecuentemente no se producirían tantos incendios en verano y dos, se protegería a los niños de la falta de educación para su salud por parte de padres, familiares y allegados al fumar en un habitáculo tan pequeño como es un coche.

Finalmente, Nofumadores.org desearía transmitir la voluntad de seguir representando, protegiendo y respetando a los ciudadanos que exigen el cumplimiento de la normativa, cuando en muchos aspectos, sobretodo en los antes mencionados, la ley del tabaco brilla por su ausencia.

* Portavoz balear y nacional de Nofumadores.org