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Antonio Papell

24M: La incógnita de Ciudadanos

Hay ya algunas relativas certidumbres relativas a los resultados de las elecciones autonómicas y municipales del próximo domingo. Por una parte, los sondeos demoscópicos certifican que, aunque PP y PSOE resistirán con más fuerza de la que podía esperarse hasta hace poco el embate de las formaciones emergentes y abarcarán probablemente entre ambos más del 50% del voto emitido, es inexorable el surgimiento de nuevas formaciones, Ciudadanos y Podemos en el ámbito estatal y otras más en otros espacios; en Cataluña, en concreto, la fragmentación que se prevé no tiene precedentes ya que habrá al menos siete partidos en liza -CiU, ERC, PSC, ICV-EUiA, PP más algunas candidaturas locales apoyadas por Podemos, Ciutadans, la CUP y los socialistas disidentes aliados a Esquerra. En cualquier caso, las mayorías absolutas serán la excepción tanto en las trece comunidades autónomas que van a las urnas como en los más de 8.000 ayuntamientos en que se renovarán los ayuntamientos.

El modelo dominante será el tetrapartidista, con PP, PSOE, C's y Podemos, con diferentes correlaciones de fuerzas. Y con una incógnita que no se ha despejado todavía y que previsiblemente no se despejará antes del domingo: cuál vaya a ser la decisión de Ciudadanos en materia de pactos. Porque 'Podemos' está claramente en la izquierda del espectro, por lo que su política de alianzas tiene escasas variables.

En una democracia avanzada como la nuestra, caracterizada por una fuerte nivelación ideológica (negada por casi todos pero evidente en la práctica), las coincidencias y repulsiones no son tanto ideológicas cuanto sociales, históricas, estéticas y morales. Por ello, no conduciría a nada examinar la compatibilidad entre los programas del PP y de Ciudadanos y el análisis debe conducirse por otros derroteros. En concreto, hay que señalar que la formación de Albert Rivera se fundó sobre una asociación de intelectuales que provenía de una escisión del Partido Socialista de Cataluña (PSC), una vez que una parte de la militancia de esta formación vio en 2005 que con Maragall en el poder y al frente del gobierno tripartito, el PSC confraternizaba con ERC y aceptaba sus excesos nacionalistas con la mayor naturalidad (incluso el sistema de sanciones a las rotulaciones en castellano). En aquel movimiento estaban Félix de Azúa, Arcadi Espada, Félix Ovejero, Horacio Sánchez Rial, Francesc de Carreras? personalidades de inequívoco aliento progresista.

Una vez formado el partido político en Cataluña, Ciudadanos se caracterizó por su clara posición antinacionalista, ubicación radical que predominó sobre todas sus demás características (la cuestión nacional en Cataluña es monotemática). Y una vez dado el salto al territorio estatal, se percibe una cierta indefinición programática ya que el leitmotiv de la organización ha sido en este caso la lucha contra la corrupción, también omnicomprensiva. Pese a ello, sectores de la derecha española -como los que representa el periódico La Razón- han calificado a Ciudadanos de "partido socialdemócrata".

Los pronunciamientos económicos, de la mano del economista Luis Garicano, no son incompatibles con esa definición, dada la manifiesta ambigüedad del concepto de socialdemocracia. En cualquier caso, el puritanismo ético y el reformismo económico le otorgan una apariencia 'radical', en el sentido italiano del término político. Apariencia poco compatible con el mensaje inequívocamente conservador del Partido Popular.

De donde se desprende que no es tan evidente como algunos pretenden que, tras el 24 de mayo, o después de las elecciones generales, haya de producirse automáticamente la doble alineación PSOE-Podemos de un lado y PP-Ciudadanos de otro. Tiempo habrá en todo caso de presagiar las filias y fobias poslectorales.

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