Diario de Mallorca

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Todos los días aparece un nuevo corrupto (presunto) excepto en las fiestas de guardar. Bastantes de los corruptos (presuntos y confesos) son muy religiosos y cumplen con los preceptos de su credo aunque, gracias a las virtudes de la providencia, los dioses implicados muestran tolerancias muy distintas respecto del amaño. Lo que Allah prohíbe la usura, por poner un ejemplo Jeová puede permitirlo. En el colegio, de niños, a nosotros los de la generación de la postguerra nos enseñaban que el contrabando es delito pero no es pecado. Lo que sí debería ser trasgresión tremenda de cualquiera de los códigos morales es que la prudencia no se entienda en toda su magnitud.

Al último presunto corrupto del momento, nada menos que presidente de la diputación Valenciana, alcalde de Xàtiva y presidente provincial de su partido, éste último le ha suspendido de militancia porque al señor de los múltiples cargos le grabaron contando (supuestamente, claro es) el dinero procedente de una comisión: mil, dos mil euros, por aquí, tres, cuatro y seis al lado; un millón de pesetas en este rincón, otro ahí enfrente. Contar las monedas es práctica habitual en cualquier cobro y mucha prudencia mostrará quien lo haga llevando la suma de forma ordenada. Lo malo es que el contador no se enterase de que su hombre de confianza le estaba grabando con el fin, sin duda, de dejar constancia de lo bien que funciona el ejercicio del poder.

El hasta ahora alcalde y presidente se ha defendido de las acusaciones diciendo que si alguien cree que ha cometido algún delito lo tendrá que demostrar. Por supuesto; la ley es así de rara: lo pillan a uno dedicado a la contabilidad del choriceo pero eso no basta. Tan rara es que, como he podido comprobar en mis propias carnes, una sentencia favorable en el Tribunal Supremo no sirve de nada si no pides ejecutarla. Y ese paso final no queda nada claro que se logre.

Pero estábamos en lo del caballero de la contabilidad en voz alta. Le habría bastado con sumar para sus adentros y de poco habrían servido las grabaciones, salvo que fuesen acompañadas de la imagen del acto contable. Incluso así, la demostración es imprescindible para convertir al presunto en cierto y a tal garantía procesal se aferra el político ahora caído en desgracia. Para mí que compensa con la cal de los actos prudentes contar los dineros; ampararse en la necesidad de probar que eso es la secuela de un delito la arena de la insensatez dejar que uno le graben sin enterarse. Con lo que el asunto depende de lo que digan y hagan el fiscal y el juez, que para eso están. Los comentarios se suman a los de la montaña de (presuntos) corruptos con o sin amnistía fiscal y blanqueo de capitales. Del contador en voz alta nos olvidaremos en cuanto aparezca otro presunto que dios sabrá lo que ha hecho, si delinquir, pecar o estar a lo suyo. Eso sí: no cabe duda de que todos ellos piensan que quienes leemos estas cosas somos bobos.

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