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Pactos en la nevera hasta enero

Nos esperan meses complicados. Ciudadanos dice que no suscribirá pactos activos de gobierno municipal o regional antes de las elecciones generales, y cabe esperar actitudes parecidas de los otros tres miembros de tetraedro: PP, PSOE y Podemos. En el tetraedro cada cara se toca con las otras tres, por lo que cualquier combinación es posible, pero tras el 24M a todos les va a costar mucho compartir responsabilidades ejecutivas, e incluso dudarán ante la abstención. Tales reticencias no impedirán la elección de alcaldes sin mayoría, pues en tal caso la ley concede la vara a la lista más votada, pero en los gobiernos autonómicos el tema es otro. Tras el puente del primero de mayo llega la primera escaramuza en Andalucía.

Nadie querrá apoyar a nadie porque la crisis política ha generado una intensa dinámica de descalificaciones por las que todos los demás son apestados contagiosos, y los tratos con ellos son tan imperdonables como el comercio con el diablo. Ya se sabe que tales impedimentos se evaporan misteriosamente en cuanto se pasa de la campaña electoral a la dinámica institucional; entonces las llagas purulentas se curan solas y los sujetos ya pueden ser abrazados sin temor. Pero en este año vamos a encadenar dos sucesos electorales con solo las vacaciones de verano de por medio. La constitución de los gobiernos locales y regionales se va a producir con la vista puesta en las elecciones legislativas de pronóstico más incierto en muchos años, y hasta que no se hayan celebrado todos los partidos van a mantener a todos sus competidores en el pabellón de los infecciosos. Nadie querrá aparecer ante los demás como compañero de viaje de nadie, y especialmente los nuevos. Ni Podemos ni Ciudadanos quieren fotos del brazo del PP ni del PSOE, y menos aún el uno del otro. Ni PP ni PSOE pueden ni quieren dar aire a quienes les están comiendo el terreno. El PSOE huye de la etiqueta "PPSOE" que hizo fortuna el 15M. Y el PP no va a lanzarse en brazos de aquellos en cuya herencia ha descargado la explicación de los males presentes.

Cuando dos están de acuerdo casi no necesitan pactar; se juntan, se ponen al tajo y adelante. Los pactos se establecen entre quienes mantienen desacuerdos. Esta es la gracia y la madurez. Es probable que tras las elecciones generales lleguen pactos en los que cada contratante cederá en algo o en mucho, como debe ser. En caso contrario se abriría un panorama muy preocupante. También llegaran los pactos entre adversarios a los ayuntamientos y a los parlamentos regionales, pero es de temer que para ello debamos esperar hasta el año que viene, tras las generales. Quién sabe si entonces no se negociará en paquete. Hasta que tal cosa ocurra, muchos alcaldes vivirán en un sentimiento de fragilidad, y ya veremos cuántos presupuestos municipales e incluso autonómicos se prorrogan.

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