Ylo hemos hecho muy rápido. En un año hemos conseguido ser el protagonista político de nuestro país. Nuestros enemigos:la corrupción, la institucionalización del pillaje y la picaresca antidemocrática y depredadora de derechos, están tejiendo un telón de contención que se descompone cada vez que les pillamos desprevenidos.

Hemos aprendido que la corrupción es un modo de gobierno y que genera una forma de hacer política totalmente ineficiente. Los planes de ajuste, la austeridad y los recortes tienen mucho que ver con esa forma de quitarle todo el sentido a la palabra "política". Han conseguido denigrarla. Además, quieren hacernos creer que todos somos iguales. Que la gente es así y cualquiera metería la mano en la caja. Por eso, fijarnos en un culpable, por mucho que nos ofenda su falta de ética, no tiene demasiado sentido. Es el sistema, sus principios o la falta de los mismos (puertas giratorias, separación de poderes, falta de control y transparencia) los que causan que aparezcan personas que abusan de lo público y se forren a costa de la mayoría.

El modo en que funcionan nuestras instituciones es el caldo de cultivo perfecto para que nuestros Rajoy no negocie cuando va a Europa y Bauzá no negocie cuando va a Madrid. También lo es para que algunas formaciones políticas fomenten sobresueldos (o comisiones en sobres), para que influyan en procesos judiciales, para usar las instituciones con fines partidistas, y para que algunas personas cojan un atajo que lleva de un consejo de ministros a un consejo de administración de una gran empresa. En resumen, para que en vez de gobernarnos, nos desgobiernen.

El cinismo de nuestra clase política y su voluntad de convertir lo público en un self service a merced de las mayorías ha generado problemas de difícil solución para los que nos han traído hasta aquí. Ahora parecen tener toda clase de soluciones. Producir el problema y el remedio ¡redondo negocio! Quien ha pensado una vez que la política es un juego de trileros y no un servicio a la gente... quien rescata a los bancos y no a la gente no cambiará de aquí a mayo o de aquí a noviembre. Están en deuda con sus jefes: Christine Lagarde, Merkel, Ana Patricia Botín y amigos.

Necesitamos huir de este aire irrespirable generado desde los motores de un capitalismo de amiguetes. Precisamos aire fresco. Las dicotomías antiguas no sirven para explicar que la ciudadanía debe ocupar los centros de decisión política. Debemos transformar en una necesidad echarles. Porque si seguimos así, nos echarán ellos a nosotros de nuestro sistema social de bienestar. Para ello, precisamos entrar en las instituciones. Abrir puertas, ventanas y sacudir las alfombras del polvo y los ácaros de la indecencia y auditar la deuda de los mayordomos de las élites. Podemos y queremos tener a portavoces de las mayorías en parlamentos, ayuntamientos, cabildos y consells. Solo así el cambio será posible.

Podemos nació hace un año y pocos meses. En este tiempo hemos defendido un nuevo modelo social que acabe con los deshaucios, que acabe con las privatizaciones y ponga fin mediante un rescate ciudadano a la sangría causada por los Rato, Blesa, Bárcenas y compañía. No queremos gobernar para los bancos. Queremos hacerlo para la gente que decida que tenemos que estar en las instituciones. Estamos siendo realistas. Porque ser realista es transformar en real lo posible. Somos solventes. Porque la solvencia es no tener conflictos de intereses y mandar obedeciendo.

El sufrimiento de la gente no puede depender de unas acciones en bolsa, de la privación a la mayoría de lo que es de todos, de un fondo buitre, ni de la voluntad de hacer negocios con lo innegociable: la salud, la educación y todo lo que nos ha hecho avanzar como país.

Hemos movido ficha y la partida de ajedrez se antoja larga. La primera vuelta de las generales, en mayo, nos deja solos ante la reina. Como actuemos ahora determinará el curso de una jugada que puede ser maestra contra el rey. Podemos ser el revulsivo que devuelva la dignidad a la gente. Estamos a dos movimientos del jaque mate. Solo el tiempo convertirá el "claro que podemos" en "claro que pudimos". Es ahora.

(*) Secretario general de Podem Palma y candidato por Podemos al Parlament