Al ministro de Justicia le preocupa la presunción de inocencia de un partido al que le descubren tres delincuentes por semana, y que casualmente es el suyo. Con un tonillo de censor franquista, propone multas de ley mordaza para la prensa molesta que publique secretos de sumario o de alcoba. Aquí me esperan ustedes en el latiguillo de qué interés tiene una información que no desborde un secreto, y que no hiera a los guardianes de los sigilos. Pues no, arrinconemos el corporativismo para felicitar a Rafael Catalá por su genialidad. La información antes plagiada de los ministerios mana hoy de cauces policiales y judiciales, otro seguidismo burocrático. El engañoso periodismo de investigación se circunscribe a ejercer la portavocía de la UDEF, la Agencia Tributaria, Anticorrupción el Sepblac y demás. Las multas despabilarán el prestigio perdido del periodismo, pues obligarán a invertir en profesionales que demostrarán que el partido del ministro de Justicia incorpora no tres sino seis nuevos delincuentes por semana.
He pagado por lo que hablo. Hace veinte años fui imputado por revelación de secretos, un delito que por lo visto desconoce un ministro de tan especioso bagaje legal como Catalá. Ni siquiera recuerdo la noticia que me costó la amenaza y que no levantó polvareda alguna, por lo que la imputación fue un mero escarmiento o abuso de poder judicial. Sirvió sin embargo para espolear la instrucción del caso de corrupción en curso, saldado con condenas nada presuntas. Llegamos así a la esencia de las multas ministeriales. Por el procedimiento de acallar a los heraldos, se pretende adormilar los sumarios.
Para desintoxicar este artículo con un jurista respetable, citemos in extenso el credo de Julio César Strassera, el recientemente fallecido fiscal que se enfrentó a los secretos de sumario de los dictadores argentinos. "Creo en la más absoluta libertad de prensa durante los procesos. Ni siquiera me importuna que la cobertura derive en un juicio paralelo, porque la publicidad de los actos del gobierno es fundamental, y la Justicia es uno de ellos. En especial en Argentina, donde los jueces no son independientes". ¿Y quién lo es?
