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Antonio Papell

Yihadistas en Cataluña

La detención el pasado miércoles de una importante célula yihadista en Cataluña ya se ha detenido a cuarenta activistas en lo que va de año en todo el Estado ha provocado un interesante debate sobre la incidencia del proceso soberanista en la sobreabundancia de islamistas radicales en Cataluña. El ministro del Interior ha aprovechado el suceso para criticar que la "Fundación Nous Catalans", vinculada a Convergencia Democràtica de Catalunya y dirigida por Àngel Colom (antiguo dirigente de ERC), haya "intentado captar" a musulmanes extremistas para hacer proselitismo de la independencia. A juicio de Fernández Díaz, ésta sería "una tarea no recomendada ni prudente", teniendo en cuenta que en Cataluña hay muchos musulmanes, por lo que ello comporta "unos riesgos e imprudencias anexas". Pese a todo, el ministro reconoció que "independentismo no es yihadismo en absoluto". Y recordó que unas cincuenta de las 98 mezquitas consideradas radicales por Interior en todo el Estado están ubicadas en Cataluña.

La "Fundació Nous Catalans" tuvo notoriedad en mayo de 2013 cuando el ministerio del Interior, a instancias del CNI, expulsó de España a Noureddin Ziani, un marroquí vinculado a dicha fundación y considerado radical que fue acusado de hacer proselitismo independentista entre sus correligionarios.

Es difícil de entender la exacerbación nacionalista, venga de donde venga, pero es claro que habrá que convivir con ella siempre que no llegue a extender el odio racial ni a lanzar mensajes violentos. En todo caso, es legítimo explorar las perturbaciones que el soberanismo exacerbado causa, también entre la población inmigrante. Porque, aunque no haya nexo directo entre el proselitismo nacionalista y la violencia yihadista, es innegable que, como ha escrito el experto del Instituto Elcano Fernando Reinares y recordaba recientemente el periodista Ignacio Cembrero, "una sociedad dividida por cuestiones de identidad, no favorece la asimilación" de sus inmigrantes. Según este especialista, no es casual que Bélgica sea el país de la Unión Europea que genera más yihadistas que viajan a combatir a Siria y a Irak: la explicación estriba en que los inmigrantes musulmanes no encuentran en Bélgica una identidad alternativa a la suya que puedan adoptar con facilidad, ya que pocos en ese país centroeuropeo se consideran belgas: son flamencos, valones, bruselenses? Según Reinares, para impedir la radicalización "de individuos vulnerables hay que ofrecerles una identidad colectiva fuerte, cohesionada y con claros valores democráticos". Ocioso es decir que en Cataluña, donde hay unos 509.000 musulmanes (unos 157.000 españoles y los demás inmigrantes), esa identidad fuerte, clara y unívoca no existe, ya que conviven quienes se sienten sólo catalanes, quien se consideran únicamente españoles y quienes se definen portadores de ambas identidades.

La falta de masa crítica del independentismo es un hecho ya constatado, que se agrava para los nacionalistas con el paso del tiempo, como se desprende de todas las encuestas, incluida la que realiza periódicamente la propia Generalitat. En este contexto, el proselitismo disolvente que realiza la Fundació Nous Catalans para ganar adeptos a la causa entre la población extranjera es un juego peligroso que interfiere en la integración y que puede producir patologías. Pero al cabo ha de ser la propia sociedad catalana la que tome sus propias decisiones y ponga freno a esta pulsión soberanista que, claramente minoritaria, está fracturando internamente a la ciudadanía del Principado y poniendo dificultades en la relación de Cataluña con el resto del Estado español.

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