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Antonio Papell

Ciudadanos amenaza al PP

La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, quien siempre había mantenido su papel de portavoz del Gobierno al margen del juego de los partidos políticos, sorprendió a su audiencia hace dos semanas al desautorizar al economista Luis Garicano, gurú de la organización Ciudadanos (Cs) junto a Manuel Conthe, con el argumento, sin duda consistente, de que se había mostrado en su momento partidario de que España solicitara el rescate, en contra de la opinión del Gobierno, que finalmente se impuso y consiguió el objetivo: salir del pozo sin necesidad de asumir el endeudamiento y la consiguiente pérdida de soberanía que la ayuda exterior hubiera comportado.

Esta inusual licencia poética de la vicepresidenta se explica por el hecho de que, según acreditados demógrafos, Ciudadanos ha experimentado un insólito ascenso en escasos meses/semanas, después de su decisión de pasar del ámbito exclusivamente catalán al ámbito estatal y tras presentarse a las elecciones europeas de mayo en todo el Estado, con un buen resultado relativo: unos 500.000 votos y dos eurodiputados. Albert Rivera, que ya lleva ocho años de experiencia en Cataluña como líder de su organización, se ha estrenado con buen pie en toda España.

La última encuesta estatal de Demoscopia (febrero 2015) ya atribuía a Ciudadanos el 12,2% de sufragios, y la publicada después sobre la Comunidad de Madrid le concedía en esta región el 15,8% de los votos? La propia organización de Ciudadanos ha reconocido que el número de sus afiliados ha crecido desde 2.000 a 12.000 en un año (de ellos, 9.000 no han pertenecido antes a partido alguno). La tendencia al alza es general en la mayoría de comunidades, y una encuesta de Feedback para La Vanguardia aparecida también en febrero otorga a Cs el 8,1% de los votos en las elecciones al Ayuntamiento de Barcelona, frente al 1,9% que obtuvo en las elecciones de 2011.

La procedencia de los nuevos militantes y de los electores de Ciudadanos no se ha precisado completamente todavía en los sondeos pero parece lógico pensar que su mensaje centrista y liberal puede atraer mayoritariamente a los desencantados del Partido Popular, que no van a girar a la izquierda y que hasta ahora pensaban abstenerse. Fuentes del PP afirman que el asesor del partido, Arriola, otorga a Cs entre el 6 y el 7% de los votos, pero también considera la posibilidad de que la formación de Rivera pueda atraer más voto centrista de otras formaciones.

Así las cosas, el Partido Popular, que con el fracaso de Vox dejó de temer una escisión por la derecha, ha adoptado una actitud estratégica muy beligerante contra Ciudadanos, de la misma manera que el PSOE se defiende con todas las armas a su alcance de Podemos. De momento, las encuestas dan a entender que los dos grandes partidos no tendrán más remedio que compartir espectro con los dos nuevos competidores, Podemos y Ciudadanos, en un esquema cuatripartito muy difícil de manejar de momento, ya que no se prevén alianzas por afinidad dado que los recién aparecidos saben que podrían ser fácilmente fagocitados por sus homólogos si les dieran esta oportunidad.

Mientras tanto, el partido de Rosa Díez, UPyD, que se equivocó al no querer fusionarse con Cs, acusa enrabietado al establishment de haber creado artificiosamente Ciudadanos. No entienden los seguidores de la lideresa vasca que tuvieron la oportunidad de ingresar en el futuro y lo dejaron pasar, ahogados en el ego inconmensurable de su jefa de filas.

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