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Juan José Millas

Tierra de Nadie

Juan José Millás

Se van

¿Pudo Ana Mato dimitir completamente harta de que Rajoy no la cesara? Pudo. Mi padre, que era un poco impaciente, solía decir que tardaba él menos en hacer las cosas que en encargárnoslas.

-Tráeme la caja de herramientas te gritaba mientras tapaba con la mano un escape de agua.

Y cuando llegabas al trastero la caja había desaparecido porque él se te había adelantado.

-Cuando tú vas, yo vuelvo.

He ahí otra de sus frases favoritas, cuando tú vas, yo vuelvo. Y llevaba razón: tardaba menos en hacer las cosas que en encargárnoslas y, cuando nosotros íbamos, él ya había vuelto. La imagen que tuve de mí mismo durante toda la infancia era la de un indolente. Indolente era una de las descalificaciones favoritas de mi padre. Según el diccionario significaba flojo, perezoso, incapaz de afectarse, etc., pero también que no siente dolor. En este último sentido, Superman era también un indolente.

-¿Superman es un indolente? le pregunté a mi padre.

-¿De quién rayos me hablas? respondió él.

De Rajoy afirman muchos expertos que es flojo, perezoso, incapaz de tomar ninguna decisión. Son las decisiones las que lo toman a él. Un día estaba fumándose pasivamente un puro con los pies encima de la mesa, mientras leía el Marca, cuando sin proponérselo llegó a presidente del Gobierno. A Rajoy todo le ha cogido de sorpresa, mientras hacía pajaritas en su despacho de registrador de la propiedad de Santa Pola de Lena, me parece. Si mi padre llega a tener un hijo como Rajoy, se suicida. Se desesperaba conmigo, que siempre me ha gustado madrugar, de modo que no sé qué habría hecho con el gallego. Le habría dimitido. Habría dimitido de él como padre. A Rajoy le dimiten los ministros (Ana Mato es la segunda, después de Gallardón) por impaciencia. Ellos, una vez que se hacen conscientes de su inutilidad, se sientan a la puerta del ministerio a esperar que los cese, que es lo lógico. Pero no los cesa por pereza, por pereza de nombrar a otro quizá. Así que llega un momento en el que dicen: hasta aquí hemos llegado. Y se van. Es lo que yo hice, irme de casa, porque mi padre, a pesar de todo, no me echaba.

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